Argentina y Brasil, los colosos del fútbol mundial, además de Honduras, que completa la tríada latinoamericana, comenzarán el 7 de agosto su paso por la gramilla de los Juegos Olímpicos de Pekín-2008, un día antes de la inauguración oficial, con un común sueño dorado.

Sin embargo sólo uno de ellos podrá bañarse de oro olímpico al cabo de una extenuante faena que concluirá el próximo 23 de agosto, tras dieciséis fechas en los que 16 equipos de todos los continentes estarán en alta competición.
De los tres latinoamericanos sólo Argentina sabe de las mieles del oro olímpico en Atenas-2004, cuando alzó su único campeonato, despachando a ese gran ausente sudamericano que es Paraguay.
Los rioplatenses van ahora por el segundo oro, un halago que corresponde a Uruguay -ausente en esta versión de los Juegos- que los obtuvo en París-1924 y Amsterdam-1928.
«Argentina es candidata al oro», declaró hace poco sin falsa humildad el timonel rioplatense, Juan Román Riquelme, el refuerzo mayor de 23 años de edad que, según los cálculos previos, articulará la batuta para dar armonía al equipo del técnico Sergio Batista.
Otro experimentado, Sergio «Kun» Aguero, (Atlético de Madrid), y la estrellita mayor de los albicelestes, Lionel Messi, si el FC Barcelona no le pone trabas, son los hombres con los que Argentina quiere repetir la hazaña dorada.
Para ello Argentina -que está sembrado en el Grupo A de los Juegos- debe despachar a Costa de Marfil, Australia y Serbia, huesos duros de roer.
Brasil, en cambio, que ha ganado todo en el fútbol… menos el oro olímpico, tiene la obligación de cumplir una asignatura pendiente que le deja, cada que lo menciona, un mal sabor de boca.
Dos veces vicecampeones, los brasileños tienen la desdicha de ver quemarse el pan justo en la boca del horno cuando creen que están a punto de tocar el cielo.
Esta vez Brasil no quiere dejar nada al azar y por ello llamó de refuerzos a un malabarista del balón, Ronaldinho -el hombre de los 40 millones de dólares- y al astro del Real Madrid, Robinho, quien a última hora se ha resignado a no ir a China por una inoportuna lesión en el pubis.
Brasil tiene en compensación al juvenil Alexandre Pato (Milan italiano), que comandará la poderosa escuadra canaria, y al lateral Marcelo (Real Madrid), de flamantes 20 años de edad.
Además de Ronaldinho, el técnico Carlos Dunga incluyó al zaguero Thiago Silva (Fluminense), entre los jugadores de más de 23 años que reforzarán el equipo olímpico.
Dunga está obligado a poner «toda la carne al asador», para usar la jerga futbolística, si quiere sobrevivir en la selección absoluta que cumple un discutible papel en las eliminatorias sudamericanas para el Mundial de Sudáfrica-2010, donde marcha rezagada en el quinto lugar.
El ilustre ausente de Brasil será Kaká, ese portento del Milan italiano que se negó a cederlo como refuerzo de la verdeamarelha.
Brasil está encuadrado en la llave C, denominado con razón «grupo de la muerte» donde el primerísimo aspirante a avanzar hasta el final es el anfitrión China y seguramente, también, Bélgica, un poderoso equipo que puede discutir sin complejos un visado a la siguiente fase.
Completa la llave la inexperta Nueva Zelanda, quizás la «cenicienta» de la llave.
En una serie D también complicada -donde están emplazados nada menos que Camerún, Italia y Corea del Sur, Honduras tampoco es un bisoño ya que cuenta con una primera participación en el fútbol olímpico en los Juegos de Sydney-2000.
Para no estar desprevenido, el entrenador hondureño Gilberto Yearwood definió un rol de partidos de fogueo que incluye a varios seleccionados como los de El Salvador, Guatemala y Jamaica, además de equipos de ligas como la estadounidense.
Citó además a experimentados -mayores de 23 años que van en calidad de refuerzos- como el delantero Carlos Pavón, el mediocampista Emil Martínez y el defensa Samuel Caballero.
El de mayor pergaminos es Pavón quien además de tener una extensa foja en el exterior es el goleador histórica de la selección mayor hondureña.
Martínez y Caballero pueden constituirse en invaluables refuerzos porque conocen el medio: ambos actúan en equipos de la primera división china.