Traumática situación


Editorial_LH

Aun y con todos los cuidados que se ponen para no exponer al niño Roberto José Barreda Siekavizza y el uso de la llamada Cámara Gesell para que pueda hablar en un ambiente que no le genere traumas, es indudable que todo esfuerzo por indagar en sus recuerdos sobre lo que pasó con su madre constituye una situación sumamente dura para un niño de tan corta edad que, además, ha estado sometido a un verdadero calvario desde hace tanto tiempo por la desaparición de su madre y la posterior fuga.


Barreda de León ha sostenido, como lo hacen quienes le secundan y respaldan para propiciar su libertad, que Cristina Siekavizza se fue con otro hombre, hablando de un narcotraficante y que está viviendo en el extranjero con lujos y comodidades. De Barreda se entiende ese pretexto al que se aferra con la seguridad (él sabrá por qué), de que nunca aparecerá el cadáver y que sin cadáver siempre podrá existir asomo de duda, pero sabemos positivamente que la tesis es amplia, vigorosa y maliciosamente respaldada aún por otros implicados en el proceso y la misma fue siempre la explicación que se les dio a los niños sobre la ausencia de la víctima.
 
 Creemos que es fundamental preservar la intimidad de los niños Barreda Siekavizza, protegerlos de mayores daños que pueden provenir de un manejo escandaloso del tema. Ciertamente puede haber mucha curiosidad sobre lo que diga Roberto José en esa declaración obtenida gracias al aporte de un experto en sicología que sabrá cómo formular las interrogantes al niño sin dañar más su salud emocional, pero la principal responsabilidad de las partes procesales y de los medios de comunicación en este caso está en evitar que esta acción procesal se convierta en un sainete.
 
 Suficiente ha sido ya el sufrimiento de esos niños como para que lo ahondemos escarbando en su dolor para provocar morbo y sensacionalismo. Es tiempo de mostrar una prudencia extraordinaria para no generar en esos niños, víctimas inocentes de un drama, mayores confusiones y/o presiones que puedan hacerles nuevos perjuicios.
 
 Para La Hora este caso ha sido siempre importante porque constituye un paradigma del tráfico de influencias en la administración de justicia y por la situación de dos niños que sufren por la muerte de su madre. Hemos acompañado el esfuerzo de la familia Siekavizza para asegurar que se pueda aplicar la ley con todo vigor a los responsables, pero ello jamás puede ser a costa de nuevos traumas y sufrimientos para los niños.
 
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