Trasladan a Europa caso de RCTV


Apoyo. El gobierno venezolano se ha enfrentado a miles de personas que rechazan el cierre de RCTV.

Una decisión interna de un paí­s cuya «soberaní­a e independencia molestan al mundo» o un golpe fatal para la libertad de expresión: el fin de las transmisiones de la cadena venezolana RCTV sigue dando que hablar en Europa, escenario elegido por defensores y detractores del presidente Hugo Chávez.


«Venezuela no es una dictadura. En mi paí­s no hay censura y se honra la libertad de expresión. Nos complace ver que existe una oposición pero no que la población sea manipulada y se incite a la violencia», declaró Alejandro Fleming, embajador de Venezuela ante la Unión Europea (UE).

En una rueda de prensa celebrada en Parí­s este diplomático y el embajador de Venezuela en Francia, Jesús Arnaldo Pérez, explicaron los «delitos» cometidos por la cadena de oposición RCTV durante sus emisiones y denunciaron las informaciones «tendenciosas», «exageradas» e «insultantes» publicadas por la prensa internacional.

«El fin polí­tico está claro: hacer daño a nuestro presidente y debilitar el trabajo del gobierno de Venezuela, donde se lleva a cabo una de las experiencias más interesantes de América Latina: la democracia participativa», explicó Pérez.

La visión es totalmente opuesta a la presentada en instituciones europeas, organizaciones sindicales y ONGs del Viejo Continente por Milos Alcalay, ex embajador venezolano y activo opositor.

«Venezuela ha cercenado la libertad de expresión y ha entrado en un callejón sin salida», aseguró en una entrevista con la AFP.

Considerando que en ningún caso «la soberaní­a nacional puede chocar con los derechos humanos o quebrantar los principios democráticos», Alcalay se mostró satisfecho por la resolución del Parlamento Europeo contra Venezuela por retirar la licencia de RCTV y aseguró que ha percibido a este lado del Atlántico una gran «consternación» por esta «decisión arbitraria».

«Las declaraciones de responsables europeos muestran el aislamiento de Chávez», consideró.

Radio Caracas Televisión (RCTV), decana de la pequeña pantalla en Venezuela con 53 años de antigí¼edad, dejó de emitir el 28 de mayo, cuando expiraba su licencia, que no fue renovada por decisión del gobierno.

Según Fleming y Pérez, en ningún lugar de Europa se soportarí­an los «delitos cometidos» por RCTV, como por ejemplo fraude y evasión fiscal, incitación a la violencia en programas infantiles, presentación de la mujer como un objeto y «participación» en el golpe de Estado contra Chávez en 2002.

Los dos diplomáticos criticaron la decisión del Parlamento Europeo de pronunciarse contra Venezuela y «callar» frente a hechos como la reciente puesta en libertad en Estados Unidos del anticastrista Luis Posada Carriles, cuya extradición era solicitada por Caracas.

Además, recordaron que en Europa también ha habido casos de licencias de medios de comunicación que no se han renovado.

«Y ahora se intenta hacer pasar internacionalmente el mensaje de que Chávez quiere cerrar Globovisión, que es totalmente falso. La cadena tiene una concesión y seguirá emitiendo», aseguró Fleming, refiriéndose a la televisión privada que fue amenazada por Chávez en estos dí­as.

Pero para Alcalay, por más que los diplomáticos de Chávez quieran «justificarse, el sol no se puede tapar con una sola mano» y según él, «el 80% de la población venezolana rechaza el fin de las transmisiones de RCTV».

«Desgraciadamente esto es el preludio de algo mayor. Paso a paso, el gobierno está decidido a acabar con las instituciones. Primero fueron los partidos, los sindicatos, el ejército, la diplomacia de Estado y ahora la prensa: el zarpazo final contra la democracia», declaró.

Según este opositor, el gobierno venezolano ha caí­do en una «paranoia total» e intenta criminalizar cualquier acto contrario a sus intereses.

«Un detractor es un traidor o un agente de la CIA. Chávez cree que hay una conspiración contra él y está convencido de representar a los pueblos del mundo cuando sólo representa a una minorí­a y se está derrotando a sí­ mismo», concluyó.

«Venezuela no es una dictadura. En mi paí­s no hay censura y se honra la libertad de expresión. Nos complace ver que existe una oposición pero no que la población sea manipulada y se incite a la violencia.»

Alejandro Fleming, embajador de Venezuela ante la Unión Europea.