Los austriacos se acercan este domingo a las urnas para decidir una nueva mayoría tras desintegrarse en julio la coalición gubernamental izquierda-derecha al cabo de 18 meses salpicados de peleas sobre una reforma fiscal y los medios de lucha contra la carestía de la vida.
Sin embargo, los sondeos apuntan a que los 6,3 millones de electores deberían volver a votar, salvo sorpresa, por los dos grandes partidos responsables del fracaso, eso sí, con los peores resultados desde la posguerra, por debajo del 30%.
El SPí– social-demócrata obtendría de 27 a 29% de votos y los conservadores del í–VP un 26%.
De la parálisis gubernamental en los grandes temas se ha aprovechado la extrema derecha, que debería obtener cerca de un 10% y recuperar el rango de tercera fuerza política del país, como en los años noventa y principios de los años 2000.
Les conservadores proclamaron el divorcio con un sonoro «basta ya» del vicecanciller y ministro de Finanzas, Wilhelm Molterer, a principios de julio.
Después del bloqueo de la reforma de la fiscalidad y las del seguro de enfermedad y de las jubilaciones que proponía la izquierda, los conservadores arrojaron la toalla ante un giro euroescéptico unilateral de los socialdemócratas.
Su propuesta de someter a referéndum todos los futuros tratados europeos fue rechazada al no obtener los dos tercios de votos preceptivos en el Parlamento la noche del miércoles.
Según los politólogos, la falta de carisma del dirigente de la derecha, Wilhelm Molterer, de 53 años, es un lastre para obtener el domingo el primer puesto que los democristianos perdieron, por un punto porcentual, el 1 de octubre de 2006 sin que se hayan recuperado del golpe.
La izquierda cuenta con un nuevo dirigente, Werner Faymann, de 48 años, que sucedió al canciller Alfred Gusenbauer, reprobado por los militantes debido a su flagrante falta de determinación al frente de la gran coalición gubernamental.
El sempiterno sonriente Werner Faymann, ex cargo electo regional de Viena y ministro de Transportes, es el más popular de los cancilleres potenciales a lo largo de toda la campaña electoral.
La batalla por el tercer lugar, según los sondeos, parece destinada al partido ultraderechista FPí– de Heinz-Christian Strache, al que se vaticinan de 17 a 20% de votos.
El FPí– es una disidencia de la extrema derecha representada por Jí¶rg Haider, integrante de la coalición gubernamental con los conservadores del canciller Wolfgang Schí¼ssel en 2000.
Haider, que se había quedado en su feudo de Carintia, ha decidido regresar a la escena nacional con un nuevo partido, BZí–, creado en 2005, con el que debería sacar de 6 a 8% de votos, más del 4% mínimo para entrar en el Parlamento.
Los Verdes, estacandos en los sondeos a 11-12%, pagan este auge de extrema derecha y populistas en esta campaña más centrada en la inflación que en los emigrantes.
Todos los partidos reconocen que el Estado debe intervenir para ayudar a los más desfavorecidos ante la subida de los precios, pero las soluciones propuestas son muy diferentes.
El SPí– quiere dividir por dos el IVA de los productos alimentarios, la extrema derecha también, pero la medida fue rechazada esta semana por el Parlamento.
Los diputados aprobaron las propuestas conservadoras de nuevas ayudas a las familias y gratuidad de las matrículas universitarias.
En cuanto a Europa, los dos grandes partidos divergen en el punto de los referendos pero están a favor de permanecer en la Unión Europea. La extrema derecha preconiza la salida de Austria.
Por primera vez, 183 mil jóvenes de 16 y 17 años podrán votar en estos comicios nacionales. Un 28% de ellos seguían indecisos la última semana.
Presentes por primera vez desde los 16 años de edad en unos comicios nacionales, los jóvenes electores austriacos son el centro de interés de todos los partidos presentes en las legislativas de este domingo, que rivalizan en creatividad para seducir a este electorado.
Con la reducción de la edad para votar a 16 años, adoptada el año pasado y que es un estatuto excepcional compartido sólo con el cantón de Glaris en Suiza y cinco estados regionales (Lí¤nder) alemanes para las elecciones comunales, unos 184 mil jóvenes austriacos de 16 y 17 años, o sea 3% del electorado, votarán por primera vez en Austria.
«No creo que el objetivo sea que todos los jóvenes de 16 y 17 años voten desde la primera oportunidad, sino que se confronten a la política», dijo el sociólogo Manfred Zentner del Instituto de Investigación sobre la Cultura de la Juventud (IJKF).
Sin embargo, el 95% de ellos declaran que tienen la intención de cumplir con su deber ciudadano, según un estudio del mismo instituto.
Los dos grandes partidos delegaron la conquista del millón de votos «jóvenes» (incluyendo a estudiantes y asalariados de menos de 30 años) a las menores del Parlamento, Silvia Fuhrmann (í–VP, conservador) y Laura Rudas (SPí–, social-demócrata), ambas de 27 años y miembros del parlamento nacional respectivamente desde 2002 y 2006.
Estas jóvenes candidatas sólo son «pretextos» para los grandes partidos, dice el portavoz de la Asociación Nacional de Estudiantes austriacos í–H, Peter Schweinberger, pues «no tienen influencia en sus partidos».
Según un estudio de la IJKF, los dos principales temas de interés en la campaña electoral son la situación de los extranjeros (32,2%) y la educación (23,7%).
Entre blogs y juegos en línea, las formaciones políticas hicieron versiones específicas al respecto para sus sitios internet de campaña.
«La lengua utilizada debe ser comprensible para los adolescentes en particular», subrayó Manfred Zentner.
El desarrollo de la campaña fue a su vez modificado. Las cabezas de lista, de entre 40 y 60 años en su mayoría, hicieron campaña tanto en discotecas como en salones de reunión.
Aún más insólito, los social-demócratas propusieron «alquilar a un político» por una noche mientras los Verdes ofrecían «speed-dating» con sus candidatos (entrevistas de unos minutos) frente a la opera de Viena.
Entre los «bonbones electorales», el SPí– organizó incluso una lotería para ganar lugares para el concierto de la cantante Madonna el 23 de septiembre en Viena.
«Es un instrumento legítimo para llamar la atención», dice Laura Rudas, numero tres de la lista nacional. «Los jóvenes pueden distinguir de esa manera cual es el partido que tiene proposiciones concretas».
De lado programático, el partido de izquierda, que va en cabeza entre los primeros votantes, según el IJKF, recicló su promesa de supresión de los derechos universitarios (746 euros por año), lanzada en la campaña de 2006, pero no aplicada durante los 18 meses de gobierno de gran coalición izquierda-derecha.
El canciller social-demócrata, Alfred Gusenbauer, había descartado el proyecto, apoyado durante la actual campaña por los ecologistas y parcialmente por la extrema derecha del FPí–, ante las reticencias de su socio conservador de coalición.
«Seguro que con la abolición de los derechos los estudiantes tendrían más dinero en el bolsillo, pero la universidad necesita un financiamiento más importante y durable», subrayó Peter Schweinberger de l»í–H.