Tras el Ejército Rojo


Miembros del Ejército Rojo que peleó durante la Segunda Guerra Mundial. Alemania aún busca obras de arte que habrí­an sido confiscadas por esta milicia, aproximadamente hace 60 años (archivo La Hora).

Pinturas, joyas merovingias o manuscritos de gran valor: desde hace más de 60 años, Alemania lucha para recuperar los tesoros culturales y artí­sticos que el Ejército Rojo se llevó a la desaparecida URSS después de 1945.


El Tesoro de Prí­amo, hallado por alemanes, que Rusia se ha negado a devolver (archivo La Hora).

Berlí­n aún disfrutaba ayer con los ecos del éxito logrado el dí­a anterior, cuando le fueron devueltas en Fráncfort del Oder (este de Alemania) seis preciados vitrales (vidrieras) de la Edad Media conservadas en Moscú desde 1946.

Esta restitución muestra que «con buena voluntad por ambas partes y pese a todos los problemas, son posibles progresos, incluso a pequeños pasos», observó el ministro alemán de Cultura, Bernd Neumann, al «agradecer» a Rusia su gesto.

El Kremlin devolvió en 1958 a la por aquel entonces Alemania del Este 1,5 millones de obras, entre ellas el monumental altar de la ciudad griega de Pérgamo, actualmente una de las principales atracciones de los museos de Berlí­n.

Ahora, 50 años después, los sujetos de contencioso entre Moscú y Berlí­n siguen siendo numerosos en este tema, que no tiene nada que ver con la espinosa cuestión de las obras de arte robadas a los judí­os por los nazis.

Neumann consideró la restitución de los vitrales un «aliento» a continuar la lucha para recuperar las obras desaparecidas.

Sin embargo, Rusia es quien tiene la última palabra.

En 1997, los diputados rusos privaron a Alemania de todo derecho sobre las obras confiscadas tras la derrota de Hitler por considerar que eran compensaciones por los daños causados al patrimonio ruso por las tropas nazis en la Segunda Guerra Mundial.

«Numerosos museos rusos fueron sistemáticamente desvalijados» por el ejército alemán, subrayó en Fráncfort del Oder el embajador de Rusia en Alemania, Vladimir Kotenev.

Por tanto, Rusia se niega categóricamente a devolver a Berlí­n el célebre Tesoro de Prí­amo, hallado en 1873 por el descubridor de la antigua ciudad de Troya, el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann, y conservado desde hace 60 años en el Museo Pushkin de Moscú.

Algunos de los tesoros que pide Alemania incluso se han exhibido en Rusia. En 2007, el Museo Pushkin y luego el Hermitage de San Petersburgo expusieron 700 objetos preciosos merovingios confiscados en 1945 en Berlí­n y dados por desaparecidos por los alemanes.

Además, en la república ex soviética de Ucrania, una pareja de turistas alemanes descubrió en 2007 en un museo de Simferopol (Crimea), 87 cuadros que antes de la guerra pertenecí­an a un museo de Aachen (oeste de Alemania).

El gobierno alemán señaló la semana pasada su intención de pedir a Kiev la devolución de esas obras, si bien no ocultó que las negociaciones se anuncian difí­ciles.

Ucrania «perdió muchos de sus bienes culturales bajo la ocupación alemana», por lo que este tema es «sensible», subrayó el portavoz de la diplomacia alemana, Jens Plotner.

Pero el tema de las obras de artes confiscadas a Alemania tras su derrota al final de la Segunda Guerra Mundial no sólo concierne a los paí­ses de la ex URSS.

En una investigación publicada en agosto de 2007, el semanario alemán Der Spiegel afirmó que el ejército francés también confiscó después de 1945 numersoos cuadros de un museo de Wuppertal (oeste).

Y, según el semanario, algunas de las telas, entre ellas una de Renoir y dos de Delacroix, están actualmente expuestas en el Museo del Louvre de Parí­s.