Bien dicen que las crisis generan las grandes oportunidades porque obligan a soluciones drásticas y radicales. Con el tema del transporte urbano es urgente tomar ese tipo de decisiones porque no podemos continuar con la patraña que actualmente tenemos y que es un perjuicio constante para el usuario y para el país mismo, porque desalienta el uso del transporte colectivo y estimula la necesidad de disponer de medios privados, lo que repercute en mayores gastos de combustible y congestionamientos de tránsito.
El problema no es culpa de los mal llamados «empresarios» del transporte porque, al fin y al cabo, la diligencia es permitida como se dice corrientemente y ellos han llegado a donde se los han permitido las autoridades encargadas de administrar legalmente el tema. Por un lado la Municipalidad que ha iniciado el proceso de cambio con el Transmetro que es aún insuficiente y por el otro el Gobierno que ha otorgado durante décadas un subsidio que no se traduce en mejoras del servicio.
Es el momento crucial para tomar decisiones y ojalá que el Gobierno tome en cuenta criterios como los que hoy se exponen en el Suplemento Político de La Hora que tienen una base técnica más que política y que apuntan a resolver en definitiva un tema que ha sido problema recurrente para la sociedad guatemalteca. La crisis de los combustibles nos obliga a ver que el sistema no funciona y también a entender que los precios no pueden seguir siendo grabados en piedra y que se necesita un amplio criterio para buscar el punto de equilibrio entre el costo más bajo y la mejor calidad en la prestación del servicio.
La crisis de los combustibles nos coloca en una posición en la que es urgente actuar y debemos hacerlo, aunque suene extraño, no sólo con visión de coyuntura sino con visión de largo plazo porque es ahora cuando se pueden corregir situaciones que han derivado en perjuicio permanente para los usuarios. Es ahora cuando se puede crear un nuevo modelo de transporte al haberse demostrado que el actual no funciona, que no es viable y que no le ofrece expectativas al futuro de los habitantes del área metropolitana.
Crear un nuevo modelo requiere talento y determinación. Eso es lo que ahora demandamos de las autoridades para salir adelante y ojalá que lo hagan luego y bien hecho. No tenemos más tiempo que perder y el problema rebasó ya los límites de la capacidad del municipio, empezando por el tema de la jurisdicción territorial, porque toda el área metropolitana necesita de un servicio eficiente. De suerte que la estafeta está ya en manos del Gobierno que, además, viene gastando o malgastando millones en subsidio y fideicomisos que no han servido para nada. Repetimos, es ahora o nunca.