Los transportes se dedican a eso: a transportar. Transportan desde alfileres hasta tanques de guerra, misiles y cohetes siderales hasta sus plataformas de lanzamiento. El transporte es un medio de traslado de personas o bienes. También el tráfico de estupefacientes y de otros contrabandos necesita de transportes. Los transportes transportan de todo. El crimen organizado también utiliza los medios de transporte y su infraestructura.
Ya en el periodo precolombino los incas poseían un rudimentario pero eficiente sistema de caminos interconectados a lo largo y ancho de su Imperio, por el cual trasladaban distintas mercaderías. Bien a pie o a lomo de llamas sus mercaderías lograban llegar a destino. A veces a través de puentes de cuerdas entre las montañas. Otros pueblos utilizaron canoas o botes como medio de comunicación y de transporte.
En la Nueva Guatemala de la Asunción, la actual Capital de Guatemala, el transporte público se ha convertido en un verdadero foco de asesinatos, tanto de choferes como de pasajeros. La muerte constante de choferes de camionetas urbanas se puso de moda durante las últimas elecciones presidenciales. Varios pronunciamientos se escucharon respecto al origen de estos asesinatos contra los choferes del transporte colectivo urbano.
Se publicó en medios de comunicación masiva guatemaltecos que probablemente se utilizaba el mismo sistema que le atribuyeron a la «mano dura» en El Salvador, como parte de la presión social para mantener al gobierno en un brete y lograr los votos de los contrarios. Sin embargo, en Guatemala no se llegó a probar este extremo. No pasó de acusaciones de parte de los diferentes bandos políticos.
La población guatemalteca, específicamente la capitalina, difícilmente apoyará a los choferes de camioneta, quienes han demostrado a través del tiempo que son unos verdaderos cafres y que se les necesita pero a la vez son odiados por la colectividad. Hay personas que se alegran cuando saben que han asesinado a un chofer.
Los choferes de camioneta arremeten a diario en contra de la ciudadanía en general. La arrogancia y el abuso de estos hijos de pésima madre han cobrado infinidad de vidas de automovilistas y transeúntes en general. ¡Cuánta gente no han matado los choferes de camioneta! Son pocos los capitalinos o residentes en la Capital que no tengan vínculos con personas golpeadas seriamente o muertas por estos rústicos que han cambiado el azadón o el mecapal por un timón, sin que autoridad alguna pueda frenar el diario corolario de accidentados, heridos, golpeados y muertos que estos provocan sin que les tiemble la pata sobre el acelerador o sobre la conciencia.
Ahora dicen que a los choferes los asesinan porque no quieren «pagar el impuesto» que «cobran» los mareros y/o segmentos del crimen organizado que emprenden lucrativos negocios de extorsión contra la población guatemalteca. Quién sabe; pero sí sabemos que las autoridades siguieron el famoso dicho aquel que dice: «Si no los puedes vencer, únete a ellos». ¡Y vaya si no lo hicieron! La fusión de algunas autoridades policíacas, judiciales, castrenses y empresariales -incluyendo algunos bancos- con el crimen organizado en todos sus segmentos y en todos sus ámbitos ha sido la debacle para la ciudadanía decente.
¿Qué es lo que subyace tras los crímenes contra los choferes del transporte urbano y extraurbano? ¡Quien sabe! Mientras tanto, cuídese el lector de los choferes y de sus asesinos. ¡Los dos matan!