Tres hechos hacen mención de lo que las transnacionales farmacéuticas han sido capaces de hacer para imponer el monopolio de ese mercado en todo el mundo, en contubernios con instituciones políticas y organismos internacionales.
El primer hecho fue la publicación de una columna de Ignacio Ramonet, publicada en Le Monde Diplomatique, titulada «mafias farmacéuticas», en el que literalmente señala que estas industrias «recurren a toda suerte de juegos sucios (…) para descalificar los medicamentos genéricos mucho más baratos».
La publicación señala que las farmacéuticas se las ingenian para retrasar la fecha de vencimiento del período de protección de la patente (protección que les permite tener la exclusividad de la venta del medicamento). Esto lo hacen, dice Ramonet, patentando «añadidos superfluos del producto (un polimorfo, una forma cristalina, etc.).
Las empresas gigantes mencionadas por Ramonet son Bayer, GloxSmithKline (GSK), Merck, Novartis, Pfizer, Roche, y Sanofi-Aventis-. Sólo doce empresas concentran la mitad del mercado mundial de medicamentos, apuntó el periodista.
El segundo hecho a mencionar nos trae a Guatemala. En una ocasión publiqué que según la Asociación de Industriales Farmacéuticos Guatemaltecos -Asinfargua-, bajo normas de la Organización Mundial del Comercio -OMC- y del TLC con EE.UU., se aprobó la medida de protección de datos de prueba, y con ella, el monopolio de cerca de 60 medicamentos.
Un dato interesante de añadir es que en el listado de las empresas que en Guatemala se beneficiaron con esta medida aparecen Bayer, GSK, Merck, Novartis. Y entre las empresas distribuidoras de los medicamentos con esa protección aparece una muy divulgada en los medios como supuesta financista de campañas políticas -incluida la del actual gobierno-: Agencia J. I. Cohen.
Y alrededor de este tema trascendió la publicación del Centro para el Análisis de Políticas Comerciales y de Salud (CPATH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos que concluye que el TLC con Estados Unidos «restringe el acceso de los guatemaltecos enfermos de diabetes o de VIH/sida a los medicamentos que necesitan» (Prensa Libre 25/08/09).
Los argumentos que esgrimen son los mismos, pero añaden que «las reglas de propiedad intelectual no sólo alejan los medicamentos genéricos de los estantes, sino que operan de forma retroactiva, al retirar medicamentos existentes de las farmacias».
El último hecho es la crisis política hondureña. En una entrevista a Xiomara Castro, esposa del presidente Manuel Zelaya, pregunté qué intereses habían detrás del golpe y contestó: -entre otras cosas- que: «Zelaya conformó que una comisión para la compra de medicamentos (?) y deja de comprarlos al que siempre se le habían comprado que es el dueño de La Prensa y de El Heraldo», quien dice: «Había estipulado qué tipo de medicamento, a qué marca, y a qué precio». Fue así que «tocó sus intereses», dijo la Primera Dama, quien se refería a la familia Canahuati.
Increíble, pero detrás de muchas medicinas que compramos, más allá de la posibilidad -o no- de curarnos hay contubernios políticos y hasta golpes de Estado? ¡qué firmas!