Transformación de la anquilosada Usac


Raul_Molina

En visita reciente a Guatemala, pese a que las campañas para la rectoría y las decanaturas ya han comenzado, que todavía se mantenga la llama de la reforma universitaria y que exista una débil exigencia al Gobierno para que se le pague a la Usac lo que legítimamente le corresponde, la tricentenaria Universidad muestra el peso de los años y las consecuencias de su ineficacia e ineficiencia, cuando no el cáncer de la corrupción.

Raúl Molina


Se lamenta así el debilitamiento y el fraccionamiento de EPA, ese soplo de aire fresco que planteó la reforma universitaria hace más de dos años. Dicho grupo estudiantil fue sometido a presiones de las autoridades universitarias, ha enfrentado el “tortuguismo” oficial, que hace que la reforma dé un paso para adelante y dos para atrás, y ha visto la cooptación de algunos de sus cuadros y la desilusión de otros.

La campaña para la rectoría está a punto de salir a luz pública con dos corrientes: la oficial, que promete dar continuidad a ocho años de galopante deterioro, que ha terminado de contaminar la política universitaria con la política partidaria del país (es vox pópuli el interés del Rector por la candidatura presidencial); y la de oposición al statu quo que tendrá que enfrentarse a una maquinaria provista de abundantes recursos financieros, sin el necesario cambio de reglas del juego. De no haber un movimiento firme y decidido, seguirán eligiendo al rector o rectora los colegios electorales que han perdido representatividad. Si la Usac fue ejemplo de democracia antes de 1980, hoy se caracteriza por una especie de plutocracia que la estrangula.
A veces uno se pregunta cómo es que en una situación de tanta ruina, aun en valores éticos, todavía se preparan buenos profesionales en diversas disciplinas (aunque no en todas) y hay productos importantes en la investigación y los servicios. La respuesta es que la tradición docente y de investigación, aunada a la entrega vocacional de valiosos catedráticos e investigadores, ha mantenido una calidad profesional y humana que permite enfrentar el embate del neoliberalismo en todos los ámbitos de la vida nacional. Es indudable que esa riqueza académica se vería ampliada y multiplicada si el rumbo de la Usac se orientara al cumplimiento pleno de su mandato constitucional. Recuperar su autoridad moral le permitiría oponerse con firmeza a proyectos descabellados del gobierno central, como la galopante militarización y criminalización del movimiento social o el megaproyecto del “canal seco”, concebido para acabar con nuestra soberanía nacional y llenar los bolsillos de quienes faciliten su ejecución, desde políticos hasta constructores.

El cáncer del caudillismo, la politiquería y la corrupción se ha extendido de la universidad a los colegios profesionales, ya que estos juegan un papel determinante en la “elección” de autoridades. El uso del nuevo poder de quienes asumen puestos de dirección en los colegios se traduce en nuevos niveles de corrupción. El Colegio de Ingenieros aún se esfuerza por salir de un período nebuloso, en el cual leyes y normas fueron ignoradas, y el Colegio de Médicos enfrenta hoy una situación en la cual jubilados y viudas han dejado de percibir sus justas retribuciones desde octubre del año pasado. Lo peor es que ante situaciones de este tipo se ha guardado silencio y la USAC no se ha querido meter, para no perder caudal electoral en futuros comicios. Es urgente que quienes pensamos que la ética debe regir el ejercicio profesional y universitario dejemos de observar desde las graderías el espectáculo de circo que se ha creado. También hay responsabilidad por no actuar. Personalmente, apoyo firmemente la reforma universitaria, contribuiré a proyectos de cambio de autoridades universitarias y profesionales y seguiré sumándome a los esfuerzos por generar una Nueva Guatemala, heredera de la Revolución de Octubre.