Tráfico aéreo vuelve a la normalidad


Un hombre luce desconsolado afuera del aeropuerto en Stansted, Reino Unido, al no poder conseguir un boleto barato para volver a su destino. FOTO LA HORA: AFP Leon Neal

El tráfico aéreo europeo volví­a hoy a la normalidad con nuevas cifras sobre las pérdidas que la parálisis provocó en el sector, mientras el volcán islandés Eyjafkí¶ll, que bloqueó en tierra a unos siete millones de pasajeros, seguí­a en erupción pero sin señales visibles.


Largas colas en el aeropuerto del peñón de Reunión, territorio francés, de personas que no pudieron abordar un avión tras varios dí­as de que no hubo vuelos. FOTO LA HORA: AFP RICHARD BOUHET

Tras la parálisis de cinco dí­as provocada por la nube de cenizas expulsadas por el volcán islandés, que provocó la anulación de 95.000 vuelos en más de 300 aeropuertos en Europa, el espacio aéreo volví­a a la normalidad, según la Organización Europea de Navegación Aérea (Eurocontrol).

El jueves «deberí­an garantizarse en Europa unos 29.000 vuelos», indicó Eurocontrol, que atribuyó «un pequeño número de anulaciones debido a algunos problemas logí­sticos» de determinadas compañí­as.

Los aeropuertos de Finlandia, Noruega y Suecia que estaban cerrados en la mañana, reanudaban progresivamente su actividad.

El volcán Eyjafkí¶ll, sur de Islandia, que expulsó densas nubes de cenizas a partir del 14 de abril, continuaba en erupción «con leve aumento pero sin señales visibles», indicó a la AFP Steinunn Jakobsdottir, de la Universidad de Reykjavik.

Los aeropuertos de Francia funcionaban con normalidad. En el parisino de Roissy-Charles de Gaulle por donde circulan más de 50 millones de pasajeros por año la actividad era «normal», pero el londinense de Heathrow, principal plataforma mundial de pasajeros, aún necesita «cierto tiempo» para funcionar al 100%.

España, donde 14 aeropuertos estuvieron cerrados sólo unas horas el domingo, sirvió de plataforma para la llegada de pasajeros que se dirigieron a sus destinos europeos por tierra.

Levantadas las restricciones aéreas, los afectados empezaban a cifrar los daños económicos.

A las aerolí­neas que estimaron sus pérdidas en los últimos dí­as, el jueves se sumó la escandinava SAS indicando que la nube de cenizas le costó hasta ahora unos 50 millones de euros (66 millones de dólares).

El miércoles, el presidente del organismo que agrupa a 230 lí­neas aéreas, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), Guivanni Bisignani, instó a los gobiernos europeos a «asumir sus responsabilidades» y a ayudar a las compañí­as aéreas que por el cierre de los aeropuertos registraron un lucro cesante de 1.700 millones de dólares.

Los aeropuertos europeos evaluaron sus pérdidas en 1.260 millones de euros (1.638 millones de dólares), según el Consejo de Aeropuertos para Europa.

La Asociación de Gestión del Tráfico Aéreo (CANSO) estimó las suyas en 25 millones de euros diarios (33 millones de dólares).

En el sector turí­stico, el mayor operador europeo, TUI Travel, indicó que en los tres peores dí­as de la crisis perdió 22,6 millones de euros (30,1 millones de dólares).

Los millones de viajeros afectados, en virtud del artí­culo 8 de una reglamentación europea de 2004 tienen derecho a reclamar el reembolso de su billete de avión. La compañí­a no puede negarles el reembolso que incluye las tasas de aeropuerto.

El bemol lo puso la compañí­a irlandesa de bajo coste Ryanair que el miércoles anunció que sólo pagarí­a el «precio inicial del billete» y ninguna compensación por hoteles y comidas a quienes debieron quedarse en tierra.

Hoy, el patrón de Ryanair, Michael O»Leary, cambió de parecer debido a la presión creciente y dijo que rembolsará un precio «razonable», es decir que «no pagaremos la suite presidencial del palacio 5 estrellas de Tenerife», aclaró.

Si para muchos turistas la nube de cenizas significó una pesadilla, para otros fue la ocasión de experiencias inesperadas como los 280 turistas británicos que volvieron a su paí­s desde Santander (norte de España) a bordo del «HMS Portsmouth» un buque de guerra que regresaba de Afganistán.

Más cómodos, desde sus sofás, millones de personas pudieron seguir por internet la «fascinante pero temible» erupción del volcán Eyjafkí¶ll.

Levantadas las restricciones aéreas, los afectados empezaban a cifrar los daños económicos.