Tradiciones de diciembre


Llega diciembre con su carga llena de tradiciones al corazón de los guatemaltecos, a manera de un oasis beneficioso. La mayorí­a puesta en práctica, pero otras a punto de olvidarse. Empieza el Adviento fundamentalmente en términos de la liturgia católica, tiempo de esperanza en Jesús, el Mesí­as prometido.

Juan de Dios Rojas
jddrojas@yahoo.com

La quema del diablo, constituye una tradición de raigambre popular que vuelca supersticiones en granel. Antes meras luminarias a modo de testimonio reverente a la Virgen, y años después hasta la actualidad se trastocó en quema de basura, también desechos en general. Recién las figuras del maligno arden en llamas.

Los rezados y cortejos procesionales en homenaje a la Purí­sima Virgen de Concepción, alcanzan en la capital ostensible devoción. Acentuada con la veneración de bellí­simas imágenes principalmente de la Iglesia Catedral y San Francisco, talladas años ha por artistas cimeros de la escultura, para gloria de los devotos.

Continúan en dicho mes decembrino Las Posadas, con marcado recorrido en barrios populosos, lo mismo que sectores de la periferia, imbuidos de entusiasmo y religiosidad. Las imágenes de José y Marí­a en andas, seguidos de rezadoras y cantoras; las infaltables tortugas, pitos, faroles reminiscentes, tamborcitos y guacales y chinchines.

Debido a la expansión citadina y a la estrechez de ambientes hogareños, esta devoción de años y honda tradición la mantienen aun devotos en diversos sitios, inclusive la transculturación desventajosa las incluye menos. Hacemos referencia a Los Nacimientos que son una apologí­a artí­stica donde son confeccionados.

En otro orden de ideas hay que reconocer que el írbol de origen más allá de las fronteras y mares circundantes, demuestra de todas maneras una expresión navideña. Sin embargo, goza de innumerables apetencias en los últimos años por razones mencionadas arriba (del renglón). Es ornamentado con luces y objetos especí­ficos.

El intercambio de regalos, da a la Navidad un membrete de esplendidez y relativa bonanza, a extremo de conformar algo forzoso y obligado por la tradición en vigor, sea como sea. De efecto acentuado entre familiares, amistades, vecinos y compañeros de trabajo. La chiquillada los esperan con ansia y un caudal de felicidad.

La Misa del Gallo a causa de obvios motivos su desarrollo se adelanta a horas tempraneras que permitan la pronta reincorporación al hogar. Ello a efecto de compartir la cena dentro del cí­rculo í­ntimo. Momentos que implican invocaciones al Altí­simo por sus bendiciones, dando las gracias por sus bondades.

Antes de proseguir con las tradiciones de diciembre, no olvidamos la alusiva al devoto rezado, previas «mañanitas» el 12, dí­a de la Virgen de Guadalupe. Calles y avenidas cercanas al Suntuario guadalupano de nuestra capital reviste también una devoción colectiva. La niñez con sus ataví­os folclóricos y la solemne procesión de la Virgen Morena.

El arte culinario tiene su expresión masiva en los hogares, donde no deben faltar los tamales, chocolate, ponche y frutas jugosas y secas, aparte de confituras especiales. Representa tradición adicional, junto a la entonación de villancicos en honor al Niño Jesús, El Salvador.

Una quema industrial de objetos pirotécnicos la encabezan los cohetillos, ametralladoras, luces de colores, objetos sofisticados de igual naturaleza, además de bengalas, capaces de constituir una tronazón de muy larga duración y contaminación que conste, a semejanza del incendio de Roma por Nerón.