Trabajo agrí­cola decente permitirá combatir la pobreza


La promoción del trabajo decente en el sector agrí­cola -en el campo y área rural- de América Latina es determinante para combatir la persistente pobreza en el sector agrí­cola, sobre todo en las áreas rurales, reveló un estudio elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).


La publicación enfatiza que pese al aumento de las agroexportaciones y el fortalecimiento de la polí­tica agro-rural, la pobreza en ese ámbito ha sido reducida solamente un ocho por ciento; en el continente, 6 de cada 10 trabajadores agrí­colas eran pobres, ahora son 5.2.

Cumplir con la normativa laboral y formalizar el empleo es clave para reducir la pobreza rural; actualmente prevalecen las contrataciones informales, no se cumple con el salario mí­nimo, no existen prestaciones ni acceso al seguro social, señala el documento.

Las debilidades institucionales y gubernamentales en el tema de la contratación laboral, la sindicalización y la supervisión, explican una importante proporción de la pobreza que se vive en las áreas rurales, enfatiza la información de la OIT, la FAO y la CEPAL.

El empleo decente es la base para resolver la desigualdad y por consiguiente la pobreza, por lo que los Estados deben promover el fortalecimiento de la educación y de las capacidades de las personas que se dedican a la agricultura, al mismo tiempo que se garantiza la plena vigencia de los derechos laborales, señaló Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de CEPAL.

En Guatemala, información recabada por el Observatorio del Derecho a la Seguridad Alimentaria y Nutricional (ODSAN), señala que luego de las inundaciones registradas por la tormenta Agatha, sobre todo en la parte sur occidental del paí­s, las oportunidades de trabajo disminuyeron.

Aunado a las escasas oportunidades de trabajo en el agro, las pocas familias que fueron contratadas en ese ámbito, debieron aceptar condiciones como el equivalente a un salario diario aunque trabajaran todos los integrantes; la remuneración era dada sólo a los hombres.

Esas situaciones agravaran la situación de vigencia del derecho a la alimentación, aunque también afectó otros derechos como los laborales y perpetuó la pobreza, concluyen los resultados.