Palabras del periodista Julio César Anzueto, primer presidente del IPSP (1990), al recibir la Medalla de Honor al Mérito de la Orden del IPSP. Guatemala, 22 Noviembre 2008
Agradezco a los miembros del Consejo este reconocimiento que recibo con humildad, con cariño para nuestro Instituto y con fe en su futuro. El Instituto de Previsión Social del Periodista ha reunido y protege bajo su alero a periodistas de distintas áreas del quehacer informativo, como son redactores, reporteros, fotógrafos, camarógrafos, corresponsales, etc., hombres y mujeres que tienen la misión de informar.
Sin embargo, esto antes no era así. Este vasto conglomerado se encontraba desprotegido de los beneficios de la previsión social, pero entonces un grupo de periodistas nos propusimos que esta situación debería cambiar y luchamos arduamente para ello en distintas jornadas en los años 80 hasta lograr nuestro objetivo el 26 de noviembre de 1990, cuando fue emitida por el Congreso la Ley de Previsión Social del Periodista que creó el Timbre de Prensa como principal fuente de nuestros ingresos.
Recuerdo vivamente cuando nos reuníamos en la sede de la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), madre de nuestra institución, y conformamos allí el Primer Consejo Directivo integrado con representantes de la APG, Cámara Guatemalteca de Periodismo, Asociación de Cronistas de Deportivos de Guatemala, Asociación de Redactores de Actividades Culturales, Cronistas Deportivos Guatemaltecos y Asociación de Corresponsales de Agencias Internacionales de Prensa, cuyo representante era yo. Más adelante se integraron el Círculo Nacional de Prensa v la Asociación de Mujeres Periodistas. En esa sede, hace 18 años, los colegas me eligieron Presidente del Primer Consejo Directivo del IPSP y se inició así una larga tarea de trabajo de distintos Consejos que culmina hoy con esta celebración, en nuestro edificio, que está construyendo el actual Consejo Directivo como parte de su Programa de Trabajo que incluye importantes beneficios sociales en los campos de la salud, pensiones, auxilios, recreación y otras atenciones para el bienestar de los actuales y de los futuros afiliados al IPSP.
Es decir que nuestro sueño de hace 18 años se ha convertido en una realidad, gracias a Dios y al esfuerzo de todos nosotros. ¡No permitamos que ese sueño termine!, superemos nuestras diferencias, rechacemos los infundios, las campañas negras y cualquier otra acción que tienda a desunirnos y a debilitar al IPSP. SEAMOS FUERTES Y TRABAJEMOS UNIDOS Y EN PAZ.