Trabajadoras del campo sin ingresos propios


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La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), urgió a los Estados de América Latina para que implementen políticas específicas para las trabajadoras agrícolas, sobre todo para el 40 por ciento de ellas, quienes no reciben un ingreso por sus contribuciones en la agricultura.

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GUATEMALA Agencia CERIGUA

De acuerdo con una publicación de ese organismo internacional, el porcentaje de mujeres rurales mayores de 15 años que no tiene ingresos propios puede alcanzar hasta el 70 por ciento en algunos países de la región; ellas constituyen un universo invisible y sin apoyo directo, pese a que son más numerosas que las trabajadoras remuneradas.

Es importante destacar que en muchos casos la jornada laboral de las mujeres no remuneradas es más larga que la de las mujeres que son jefas de explotaciones agrícolas, enfatizó Soledad Parada, consultora en los temas de género de la FAO.

Las mujeres que trabajan en la agricultura de forma no remunerada constituyen el universo más numeroso pero menos conocido de las mujeres dedicadas a la agricultura; en las estadísticas son clasificadas como inactivas, pero la realidad señala que producen para el autoconsumo, añadió Parada.

En la región un promedio del 56 por ciento de las mujeres rurales mayores de 15 años, es registrada por los gobiernos como población inactiva, sin embargo las encuestas de uso del tiempo revelaron que el 60 por ciento en Ecuador y el 50 por ciento en Guatemala y México, producen alimentos para el consumo de sus familias.

Las cifras de la FAO dan cuenta que el 82 por ciento de las mujeres agrícolas no remuneradas viven en hogares cuyos ingresos provienen exclusivamente de la actividad agrícola, un 14 por ciento vive en hogares mixtos, un 3 por ciento en hogares no agrícolas y el 1 por ciento restante en hogares que dependen de transferencias del Estado o de remesas.

El primer desafío es fortalecer su voz para que los Estados construyan políticas de apoyo productivo y de protección social, que respondan a sus necesidades, tanto en el ámbito productivo como en los núcleos familiares, concluyó la experta en género de la FAO.