La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas manifestó su preocupación debido a que en el país persisten las torturas y tratos crueles e inhumanos dentro de los centros carcelarios; también señaló el alto grado de impunidad y la responsabilidad del Estado en la inadecuada investigación de los casos.
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El pasado 9 de junio se cumplió un año de que el país ratificara el Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de las Naciones Unidas, por medio del cual Guatemala se comprometió a crear mecanismos para la prevención, investigación y resarcimiento -en un plazo de un año-.
Para Amérigo Incalcaterra, representante del Alto Comisionado en Guatemala, el Estado tiene «esa obligación pendiente», ya que actualmente el delito de tortura no ha sido «superado».
A criterio de Incalcaterra la creación de mecanismos legales nacionales son fundamentales para la prevención de la tortura, por lo que las debilidades en materia legislativa deben ser superadas, ya que los artículos que se refieren a este delito en el Código Penal (201 bis y 425) son «muy amplios y no van dirigidos a donde deberían» y su tipificación es complicada.
Por otro lado, estima necesaria una mayor capacitación de los funcionarios que deben investigar los casos, así como la reparación de las secuelas en las víctimas y familiares.
CASOS
Por su parte, Oswaldo Samayoa, coordinador del área de privados de libertad del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales, denunció la existencia de casos de tortura contra mujeres durante su detención.
Samayoa afirmó que conocen unos 12 casos donde las mujeres han sido torturadas sexualmente en los propios vehículos de la policía así como en lugares abandonados y las comisarías, por lo que pidieron el cierre de los 27 centros que hay en el país.