Es impresionante la creatividad que “sustenta” una serie de sugerencias dadas al gobierno entrante y a sus recién electas autoridades. Se dan a las corporaciones municipales, a quienes van al Congreso, al Presidente y a la Vicepresidenta que próximamente asumirán sus cargos. Cada persona o grupo que sugiere, piensa que la suya o suyas, son la solución a uno o a varios problemas.

A veces esas sugerencias ni siquiera son bien pensadas antes de darlas o peor aún, son las que son un exabrupto o espontáneas, sin pensar, mucho menos tener el respaldo de información correcta y el apoyo de otras personas. Sin embargo, cada quien quiere que sus sugerencias se tomen en cuenta. Es humano, cada situación difí­cil en la sociedad tiene que tener eventualmente una solución positiva; de no ser así­, siempre seguirán los inconformes. Además, aquí­ viene la parte interesante, los grupos quieren que el Señor Presidente los atienda personalmente. Resabios del paternalismo y del caudillismo que hemos sufrido y simplemente no es posible. Por eso hay otros funcionarios, a alto nivel, que tienen que asumir la responsabilidad de escucharlos, de  tomar en cuenta lo que dicen y piden. Las emociones humanas son muy influyentes en esas gestiones y a veces ciegan la objetividad del intercambio. En toda relación, sea ésta de trabajo, social, de planificación y sobre todo de ejecución de alguna tarea, es necesario un trabajo en equipo, con gran habilidad de escuchar y de comunicar. “Nadie sabe todo y nadie ignora todo”; la información ayuda a obtener sabidurí­a para tomar decisiones. Sin embargo, sí­ hay que tomar en cuenta a todas las personas como actores en la búsqueda de soluciones. Para mantener una buena relación entre los grupos solicitantes y aquellos a quienes solicitan, es necesario mantener presente que se negocia entre los valores propios y las virtudes básicas que mueven los valores comunes. Los valores personales de los demandantes, y los valores establecidos por una institución según su visión y misión, tienen que llegar a un balance entre ambos grupos para que, al final de las discusiones, se llegue a soluciones aceptadas por todos los involucrados. En cada grupo, las personas de las instituciones, la parte  nomotética y las personas, ideográficas del sistema social de una nación, tienen que demostrar una conducta que aplane las jerarquí­as a una lí­nea central de interacción, es una conducta observable por toda la sociedad. Eso es el balance al que hago referencia, en el que cada lado se siente cómodo. Ya no estamos en una era de “gemeinschaft” sino en una de “gesselschaft” donde hay necesidad de mucha más participación de personas para lograr el consenso y solucionar las dificultades sociales de la nación. Unos ejemplos de factores que hay que tomar en cuenta son: 1. Hace por lo menos 40 años, recuerdo, que se hizo un llamado a la sociedad para que no continuaran cortando árboles para leña, en áreas muy boscosas. Sin embargo, al ver bastante árboles, el pensamiento fue “aún hay suficientes” y siguieron cortando hasta hoy dí­a que siguen talando los pocos árboles existentes. Esta es una conducta observable que no ha llegado a la lí­nea central entre el “yo quiero” y “la necesidad” de mantener el balance ambiental. Se dice que los frijoles y las tortillas son más sabrosos cocinados  en  estufa de leña y no en un comal alimentado por el calor del gas propano. De esta manera, el interés del individuo sobrepasa la necesidad social de mantener el ambiente para ellos mismos. ¡Calidad de vida para todos versus deseo individual! Hay que tomarlo en cuenta. 2. La conveniencia personal que se antepone a la misión de un gobierno de impulsar la economí­a por medio del turismo es afectada cuando, por ejemplo, los rí­os son los lugares para lavar la ropa, trastos y se convierten en los basureros de la comunidad. Basta mirar el desastre del lago de Atitlán. Es conducta observable, echar excremento y quí­micos en el lago, en vez de tratarlos adecuadamente. Los intereses individuales no llegan a la intersección del área “cómoda” para ambos lados. 3. La definición de la palabra “oponer”, significa según el DRAE “poner algo contra otra cosa para entorpecer o impedir su efecto” La palabra “opositor” significa “Persona que se opone a otra en cualquier materia”. En ambas definiciones se nota que la conducta observable de quien se opone,  va a ser negativa. La declaración de oponerse anticipadamente a una acción, demuestra que el afán de buscar el beneficio común para la sociedad está ausente y prevalece el deseo individual. De nuevo la “lí­nea de centro” que representa el balance está lejos de lograrse por las actitudes y conductas observables, negativas. 4. El “Efecto Pigmalión” es la constancia de actuar en favor o en contra de alguien, demostrando esa actitud por medio de las acciones. Ambos resultados de las actitudes observables, afectan la motivación de actuar de ambos lados de la “lí­nea del centro”. Quiero darles un ejemplo: Las altas expectativas de colaboración de grupos al nuevo gobierno para lograr beneficios positivos para su población, se ven afectadas cuando no reciben una respuesta positiva para “entrar” al área cómoda que los aproxima a la “lí­nea del centro”. Si se repite lo negativo suficientes veces, otros empiezan a creerlo y así­ se reduce el poder interactuar con motivación auto renovable. Las decisiones son lentas o inexistentes resultando que en vez de lograr el progreso, se mantiene el “status quo”. Es tanto lo que hay que tomar en cuenta que regreso a la imperante necesidad de trabajar en equipo, con una excelente habilidad de comunicación y negociación para que las sugerencias sean escuchadas y tomadas en cuenta. ¡Colaboremos para que el nuevo gobierno encuentre el balance que Guatemala necesita!