Obviamente el mapa electoral sufre ahora una variación muy importante, no sólo porque la candidatura oficial que se había estructurado sobre el uso de los recursos públicos para crear una muy importante base política desaparece del escenario, sino porque una parte muy importante del caudal del principal candidato opositor y líder de las encuestas era el voto de rechazo a la candidatura oficial y sin ese aliciente hay personas que empiezan a ver otras opciones.
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En efecto, polarizada la sociedad por el discurso entre pobres y ricos que se manejó durante tantos meses, sectores muy importantes del electorado mayoritariamente conservador se inclinaban por el Partido Patriota como una especie de “necesidad†para frenar la candidatura de Torres, y las otras candidaturas no eran tomadas en cuenta porque se consideraba que era desperdiciar votos que pudieran marcar una diferencia. Pero luego del fallo unánime de la Corte de Constitucionalidad, basado en la correcta aplicación de la Constitución de la República y sin que el oficialismo tuviera un plan alternativo, el panorama cambia en forma que puede ser muy significativa y la lucha por el segundo lugar se vuelve determinante.
En política no hay nada escrito y lo que parecía seguro hace unos meses ahora no se ve tan claro. La lucha polarizada entre la UNE y el PP marcó toda la etapa anterior de la campaña y de buena manera invisibilizó a otros candidatos. Superado ese factor y estando en realidad tan cercanos todos los del pelotón siguiente, cualquiera que tenga una propuesta coherente y algo de recurso para exponerla, puede convertirse en alternativa. Un mes es poco tiempo como para alcanzar el nivel que tiene ya Pérez Molina y su partido político, sobre todo tomando en cuenta la inmensidad de sus recursos económicos, pero son tiempo suficiente para que alguien levante vuelo más que sus colegas y piense en colarse de segundo lugar sin que se produzca un triunfo en primera vuelta.
Y en ese escenario es donde la figura de Serrano Elías contra Jorge Carpio cobra algún relieve, puesto que se recordará la población que vivió ese momento que nadie daba un peso por Serrano y el levantón que le dio Cerezo al debatir cara a cara con él fue suficiente para meterlo a la segunda vuelta frente a un Carpio que ganó la primera vuelta prácticamente caminando, con evidente ventaja sobre todos sus contendientes y confió en que esa fortaleza sería suficiente para arrasar en segunda vuelta a alguien que raspadito logró meterse a la contienda.
Serrano tenía buen discurso y colmillo político, lo que lo hacía un buen candidato y no estoy seguro de si alguno de los que están en contienda tenga la capacidad de dar un levantón en la proporción que se requiere para ser alternativa en realidad. Pero en teoría el escenario podría estar listo para que se produzca algo distinto, algo que hasta podría considerarse como sorpresivo, de la misma manera en que ocurrió en 1990 cuando Jorge Carpio mordió el polvo por segunda vez en un resultado por el que nadie hubiera apostado un centavo unos cuantos meses antes.
A lo mejor ese escenario fue el que hizo que los patriotas no actuaran en absoluto para objetar la candidatura inconstitucional del oficialismo, puesto que ellos se mantuvieron al margen y en realidad de los políticos únicamente Adela Torrebiarte se tiró al agua. Pérez Molina porque la contradicción con la UNE era una fortaleza para él y su partido, mientras que otros siempre dijeron que esperaban recoger el caudal electoral del oficialismo y por ello no dijeron ni pío, para no enemistarse con electores que después iban a cortejar. Pues bien, ahora el panorama es distinto y habrá que ver qué pasa.