«Todos los latinoamericanos somos mestizos»


Marta Elena Casaús Arzú es doctora en Ciencias Polí­ticas y Sociologí­a. Ha destinado gran parte de sus investigaciones en el racismo y el genocidio. Recientemente, la agencia de noticias BBC Mundo la entrevistó, transfiriendo preguntas que los lectores hicieron llegar previamente. A continuación, se transcriben tres de estos cuestionamientos.


Pregunta: ¿Por qué algunos intelectuales guatemaltecos progresistas siguen sin admitir el genocidio de los indí­genas? Teresa Garcí­a, Madrid, España

Respuesta: Fue un etnocidio, el 70% de la población asesinada eran indí­genas y eran mujeres mayas. Por una cosa muy sencilla, porque la izquierda latinoamericana, quitando a Mariategui, invisibilizó el racismo, y en ese sentido se creí­a que era un problema de campesinos, o de clase. Pero en el fondo, el genocidio no es más que la máxima expresión del racismo.

La izquierda nunca ha aceptado que hay racismo en América Latina y desde esa perspectiva niegan el genocidio, dicen que fue un problema de clases, una guerra civil. No. Fue un etnocidio, el 70% de la población asesinada era indí­gena, eran mujeres mayas. Esto no se puede encubrir, y creo que la izquierda tiende a hacer trampas al respecto en toda América Latina en general.

P.: Me interesa que profundice en la relación entre un estado racista y la probabilidad de que ejecute polí­ticas de genocidio, con un enfoque guatemalteco. Eileen V. Rivera, Guatemala, Guatemala

R.: Los paí­ses colonizados somos Estados racistas, es decir, el Estado ha utilizado el racismo para diferenciar, para controlar a la población y para generar un sistema de dominación.

Porque no olvidemos que el racismo no es sólo discriminación, es la generación de unas diferencias o desigualdades que generan discriminaciones, explotación, que generan un sistema de explotación. Desde esa perspectiva, yo creo que el racismo es el elemento estructural que va a conformar todas las relaciones en América Latina y eso es lo que va a provocar también pobreza, desigualdad, etcétera.

P.: Tengo la impresión de que en Guatemala pocos pueden explicar la pureza de su origen (español, alemán, francés, etcétera). En consecuencia, nos encontramos con una sociedad que se niega a aceptar que, lejos de ladinos o indí­genas, somos una sociedad mestiza por todos lados. ¿Es así­? Rudy Tun, Guatemala, Guatemala

R.: Todos los latinoamericanos somos mestizos, mestizos cholos como se les dice en Perú, mestizos ladinos, como decimos en Guatemala. El problema es haber negado el mestizaje y habernos creí­do blancos. En Guatemala, el mestizaje no se reconoce, pero todos somos mestizos. La clase dominante se considera o blanca, o criolla, o europea, y el resto de la población se considera o indí­gena o maya. Y un grupo, el grupo mestizo, se considera una cosa rara que es el ser ladino, pero ladino es un mestizaje cultural.

Lo que no hemos aceptado nosotros, como los mexicanos, es la ideologí­a del mestizaje como un elemento de construcción de la identidad nacional, y ese es nuestro fallo. La gran diferencia entre México y Guatemala es que México se considera mestizo y nosotros nos consideramos o blancos, o ladinos, o mayas, indí­genas, con lo cual no logramos construir una identidad nacional.

Pero en el caso de México, aún cuando se reconozca el mestizaje, el racismo es un problema. Por ejemplo, en Chiapas algunas personas, que a ojos de afuera no son tan diferentes fí­sicamente de los grupos indí­genas, hacen sin embargo la distinción.

Lo que pasa es que México tuvo la virtud, con la Revolución Mexicana o antes, con los ideólogos de la prerrevolución, de construir el mestizaje como el elemento aglutinador de la identidad mexicana. Ser mestizo es ser mexicano. Desde esa perspectiva, se creyó que era mestizo, hasta que aparecieron los indios de Chiapas y se dieron cuenta que ellos no se consideraban mestizos, sino que se consideraban indí­genas, y de alguna manera se les cayó su ideologí­a mestiza.