Todo por la impunidad existente


El deseo de combatir la impunidad y la convicción de que los grupos del crimen organizado tienen poder suficiente para controlar a los mecanismos de la justicia, me convenció de luchar a favor de la CICIG. Puede decirse que también hay un interés personal como padre, puesto que desde el año pasado recibí­ información detallada de cómo ocurrió y quiénes actuaron en el ataque contra mi hijo, y decidimos judicializar el caso pero a estas alturas nada se ha logrado y la investigación se entrampa por razones que me confirman las fallas de nuestro sistema para combatir la impunidad.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Por ello, cuando estando en el extranjero supe del absurdo voto de los diputados de la UNE en la Comisión de Relaciones Exteriores, escribí­ lo que escribí­ sobre el diputado que se descaró votando contra la CICIG, pese a los compromisos nacionales e internacionales de ílvaro Colom, cambió la cosa.

Porque a la larga quienes fueron a disparar a la casa de mi hijo son apenas instrumentos de una enorme red de crimen organizado de la que la ciudadaní­a posiblemente no tiene la menor idea. Grupos tenebrosos y poderosos que controlan al paí­s y que nos han tenido de rodillas mientras se enriquecen con toda clase de actividades ilí­citas. Como ayer dijo José Carlos en el Ministerio Público a los periodistas, hay avances en el hecho de que un joven polí­tico como él pueda hablar ante la prensa de la magnitud de esa red del crimen organizado y que el fiscal Juan Luis Florido haya avalado su expresión de que es una red enorme, sumamente peligrosa y delicada.

El tema en el fondo no es Fajardo porque en esa red abundan los Fajardos y ocupan posiciones de todo nivel e importancia en la administración pública, la administración de la justicia y las fuerzas de seguridad, no digamos en la polí­tica del paí­s. El tema es si los guatemaltecos queremos seguir viviendo bajo ese yugo solapado y terrible o si queremos cambiar y por ello, porque conozco una dimensión del crimen organizado que la población no llega a conocer y entender, es que no me cabe la menor duda que la CICIG es un instrumento que puede ayudar. No creo que vaya a resolver el problema, pero en algo ayudará y frente a una situación tan peligrosa, grave y compleja de un Estado secuestrado por las estructuras del crimen, toda ayuda y todo paso, por pequeño que sea, es importante.

Cuando ílvaro Colom pide pruebas, mucho se le podrí­a decir respecto a que él tení­a la misma información que yo tengo sobre el cumpleaños de su diputado, los asistentes y, más aún, sobre el tamaño y dimensión de la red. Pero la prueba irrefutable, pública y contundente fue el voto en la Comisión de Relaciones Exteriores que no sólo traicionó la lí­nea partidaria, sino que además lo dejó a él en posición difí­cil porque cabalmente lo que hoy todos cuestionan es su capacidad de liderazgo si no puede controlar siquiera a su bancada en un asunto que para él, ante propios y extraños, es de prioridad nacional.

En El Periódico publicaron que yo responsabilizaba a Fajardo del ataque contra mi hijo. No fue así­ porque sé de dónde viene el ataque. Lo que dije fue que en su casa celebraron los que participaron y ese es el detalle que el Ministerio Público investiga sobre él. Lo que dije es que su voto era un voto al servicio del crimen organizado y de eso no tengo la menor duda.