Dos estados, Ohio (norte) y Texas (sur) podrían definir este martes la batalla por la candidatura demócrata a la Casa Blanca, en unas primarias en las que Hillary Clinton se juega sus últimas bazas para derrotar a Barack Obama.
Las chances de Clinton son mayores en el estado obrero de Ohio, donde un sondeo de la cadena Fox le da una ventaja de ocho puntos (38% contra 46%), que en Texas, donde la distancia es de tres puntos (45% contra 48%).
Ohio, delimitado por el lago Erie y los Apalaches, fue golpeado de lleno por la crisis del sector manufacturero, lo que llevó a Clinton y a Obama a acentuar sus reticencias sobre el libre comercio.
La ex primera dama incluso reaccionó con un fuerte enfado la semana pasada al ver una octavilla donde se le recriminaba haber considerado una oportunidad, en su momento, el acuerdo de libre comercio norteamericano (NAFTA), que entró en vigor en 1994 con México y Canadá.
Desde entonces los dos adversarios se pusieron de acuerdo, durante su primer debate televisivo, sobre la necesidad de renegociarlo.
Demográficamente, Clinton puede esperar contar con el apoyo de la gran cantidad de trabajadores no profesionales (28%) presentes en Ohio, una categoría que le dio preferencia hasta ahora en la mayoría de los estados.
Por su parte, Obama confía en que su gran victoria en la primaria de Wisconsin, el 19 de febrero, gracias a mejores resultados de los esperados en los hogares modestos y entre las mujeres, sea un buen augurio para Ohio.
Ambos estados tienen una demografía similar, con una tasa de empleados no profesionales casi idéntica, pero la población negra, masivamente a favor de Obama, es dos veces más numerosa en Ohio (11,4%) que en Wisconsin (5,6%).
En todo caso el vencedor de Ohio, donde 141 delegados deberán ser conquistados de cara a la convención del Partido Demócrata en agosto, podrá reivindicar una victoria crucial, ya que este estado es considerado como un campo de batalla esencial de las elecciones de noviembre.
En 2004, el presidente republicano George W. Bush ganó en Ohio con el 51% de los votos, contra 49% para el demócrata John Kerry, quien renunció a impugnar unos resultados viciados por dificultades técnicas.
Texas, feudo de Bush en el extremo sur del país, es un estado sólidamente republicano, en el que los demócratas tienen pocas esperanzas de ganar en noviembre, y en el que las derrotas de John Kerry y Al Gore fueron indiscutibles (61% contra 38% en 2004 y 59% contra 38% en 2000).
Sin embargo, Texas es la mayor fuente de delegados que quedan por convencer de aquí a la convención.
Próspero y claro beneficiario del NAFTA, el estado de Texas poco comparte las preocupaciones de Ohio, y su demografía es bien distinta. Cuenta con una tasa equivalente de población negra (11,3%) pero también con un tercio de hispanos, una categoría que votó por Clinton en California el 5 de febrero.
Según el sondeo de la cadena Fox, Clinton podría ganar dos tercios (67%) del voto hispano en Texas, pero será largamente superada en el caso de los negros (9% contra 87%), mientras que Obama también se haría con el voto de los blancos (47% contra 44%).
Varios expertos destacan además que el tipo de escrutinio en dos tiempos aplicado por el Partido Demócrata en Texas podría, acordando ventaja a las zonas urbanas, aportar una ventaja adicional a Obama.
El equipo de campaña de Clinton aseguró sin embargo que no cuestionaría estas reglas, que prevén la organización de asambleas de electores al cierre de las oficinas de voto.
Las primarias de mañana en cuatro estados (Ohio, Texas, Vermont y Rhode Island) podrían decidir el destino de los aspirantes a la Casa Blanca, tanto republicanos como demócratas, o dejar abiertas las posibilidades demócratas.
El senador por Arizona, John McCain, probablemente emerja como el candidato oficial del Partido Republicano en las elecciones de noviembre.
Según el sitio especializado RealClearPolitics.com (RCP), McCain cuenta con 1.019 delegados, por lo que está a 172 de llegar a los 1.191 necesarios para ganar la candidatura. Su rival Mike Huckabee cuenta con sólo 254 delegados, y este martes estarán en juego unos 265.
El panorama en las filas demócratas es más confuso, con la senadora por Nueva York Hillary Clinton y el senador por Illinois Barack Obama luchando por la candidatura y compitiendo a la par en las primarias de Texas y Ohio.
Según RealClearPolitics.com, Obama cuenta con 1.377 delegados contra 1.279 de Clinton, sobre los 2.025 necesarios para obtener la investidura del partido.
Un total de 370 delegados estarán en juego el martes, pero el Partido Demócrata los adjudica proporcionalmente, por lo que aunque Clinton u Obama ganen en los cuatros estados, no cruzarían todavía el umbral de delegados necesario.
Si Obama se impone en Ohio y Texas, tras 11 victorias consecutivas, esto le daría un impulso imparable de cara a las próximas primarias. Pero Clinton no debe tirar la toalla, aunque es posible que caiga bajo una fuerte presión para abandonar su tentativa de ser la primera mujer presidente de Estados Unidos.
Si es Clinton quien gane en Texas u Ohio, probablemente continúe su carrera hacia las primarias de Pensilvania el 22 de abril.
Por otra parte, si la ex primera dama gana en ambos estados, su titubeante campaña se vería reavivada y los 795 superdelegados del partido, que pueden votar por quien deseen, jugarían un papel decisivo en la convención de la candidatura que tendrá lugar en Denver (Colorado), en el mes de agosto.