La justicia española ya tiene todo listo para publicar el miércoles su sentencia contra los presuntos autores y colaboradores de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid (191 muertos y 1.841 heridos), reivindicados en nombre de Al Qaida.
El juez Javier Gómez Bermudez, de la Audiencia Nacional, el tribunal antiterrorista español, pronunciará hacia las 11H00 locales (10H00 GMT) la sentencia contra los 28 acusados, en su mayoría marroquíes residentes en España y convertidos a la yihad, según la fiscalía.
De los 28 acusados, los 17 que se encontraban en prisión han sido trasladados en los últimos días a cárceles madrileñas de manera que el miércoles puedan ser llevados para escuchar la sentencia al anexo de la Audiencia Nacional en la Casa de Campo de Madrid, donde se celebró el juicio entre el 15 de febrero y el 2 de julio y alrededor del cual se ha reforzado la seguridad.
Desde que comenzó el juicio se declaró el nivel 2 de seguridad, el segundo mayor, que se verá reforzado «con más efectivos» el miércoles, según el director general de la policía, Joan Mesquida.
El hecho de que ninguno de los acusados haya sido excarcelado hace prever que serán condenados a largas penas de prisión, según la prensa española, que destaca el secreto en el que mantiene el juez Bermúdez la setencia «en su llavero USB».
La Audiencia Nacional facilitará a los medios una copia digital de la sentencia, de la que no se han hecho copias en papel, en parte, para evitar posibles filtraciones de las condenas, según la prensa española.
La fiscalía ha requerido casi 40.000 años de cárcel para cinco acusados estrella, tres supuestos cerebros y dos autores materiales, así como el español Emilio Súarez Trashorras, que habría suministrado los explosivos.
Los tres primeros son Rabei Ousmane Sayed Ahmed, alias «Mohamed el Egipcio», detenido en Milán, el marroquí Youssef Belhadj, sospechoso de ser el portavoz de Al Qaida en Europa que aparece en un vídeo reivindicando los atentados; y el marroquí Hassan Al Haski, presunto ex jefe en España, y después en Europa, del Grupo Islámico Combatiente de Marruecos (GICM).
Los otros dos son el marroquí Jamal Zougam, al que algunos testigos afirman haber reconocido en uno de los trenes, y su compatriota Abdelmajid Bouchar, cuyas huellas se encontraron en una casa donde fueron construidas las bombas.