Todaví­a sigue vigente el tema


Ahora que está de moda rendir tributo y admiración por los héroes de izquierda, y que la prensa se presta a grandes reportajes para enaltecerlos, y que ocupan cargos en la seguridad del estado por el hecho de haber militado en la guerrilla, yo que dicen que me gusta nadar contra la corriente, quiero rendir tributo a un guatemalteco, que no es de izquierda, pero que salvó a Guatemala de ser un satélite de Cuba. Me refiero al estratega Carlos Oliverio Castañeda Paiz.

Guillermo Castañeda Lee, Ced. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Tuve el honor de conocer a Oliverio cuando el estudiaba el primer año de secundaria en el INVO de Chiquimula a sus trece años de edad, y cuando todo era revuelo por la invasión de las huestes de Carlos Castillo Armas, en su fogosa juventud, organizó las patrullas juveniles para hacerle frente al invasor. No contaba Oliverio que llegarí­a su papá y se lo llevarí­a de la oreja para su casa en Montegrande y lo dejarí­a con los colochos hechos. Unos años después, fue sindicado por el Ejército de pertenecer o colaborar con la guerrilla, para quienes era una persona muy útil, por su prestigio y por ser conocedor de la Sierra de las Minas, porque gran parte de las tierras de su familia estaban en esos lugares y en cierta forma su carisma lo convertí­a en intocable el contar con arraigo entre la población.

Finalmente dicen que Oliverio fue capturado y cuando se le preguntó sobre su presunta participación con la guerrilla, no lo negó y cada vez que le preguntaban sobre algo en que el hubiera participado, reconocí­a que era cierto.

Cuando le preguntaron por que colaboraba con esos grupos, dio una respuesta muy sencilla, «Si no lo hago me matan, pero si yo tuviera armas, me los acabo». Eso es lo que dicen quienes lo conocieron y vivieron esa aventura, que al parecer la cumplió, pues exterminó a la guerrilla en la Sierra de las Minas, y que los pocos sobrevivientes, se tuvieron que ir huyendo hacia el Occidente.

Cuando colaboró con la guerrilla, era querido en el mundo izquierdista y según dicen hasta invitado a ir a Cuba por sus servicios al Socialismo, pero cuando su bandera fue la opuesta se convirtió en una persona odiada y se convirtió en enemigo de la humanidad.

Oliverio fue un hombre que hizo temblar a la guerrilla y me imagino que todaví­a los que sobreviven han de sentir un odio profundo a su memoria, pero los que dicen defender la libertad y la democracia no lo mencionan, pues en este mundo de modas, los héroes sólo pueden ser de la izquierda.

Yo creo que si es cierto lo que se dice, y que el con un grupo reducido de personas logró exterminar a la guerrilla en la Sierra de las Minas, aunque hoy sea odiado, algún dí­a, la historia se lo reconocerá.