Todaví­a no llegamos al fondo


Es indudable que para las condiciones de vida que hay en el paí­s, lo que ya estamos sufriendo como coletazo de la crisis económica mundial es terrible y afecta gravemente a los que están bajo la lí­nea de la pobreza porque les priva de lo indispensable. Sin embargo, esta mañana leí­a un informe sobre los precios de la gasolina en algunos lugares del mundo y fuera de Sierra Leona, donde están pagando 18.42 dólares americanos por galón, me llamó la atención que en varios lugares de Europa están pagando precios que rebasan los 8 dólares por galón.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

Y por mucho que el nivel de vida y de ingresos sea muy superior, pagar por un galón de gasolina el equivalente a unos sesenta quetzales debe ser desquiciante para la economí­a de cualquier persona, por lo que uno se imagina que las condiciones imperantes en esas naciones deben ser realmente difí­ciles. Pero lo peor de todo es que esta escalada en los precios no parece tener fin, porque el problema no es únicamente de oferta y demanda, ni es consecuencia de que los paí­ses productores se hayan puesto los moños, sino que hay toda una serie de intervenciones especulativas que complican el panorama.

Cierto es que China e India han incrementado la demanda mundial de petróleo de tal forma que se distorsionó el mercado justo en el momento en que Irak sufrió la invasión y el abastecimiento empezó a dificultarse por las condiciones imperantes en el Golfo Pérsico. Pero además de esos dos factores, que tienen un impacto indiscutible en la cuestión de los precios, está el tema de lo que están ganando los intermediarios en la cadena de comercialización del crudo.

En Estados Unidos los precios de la gasolina se están convirtiendo en un tema electoral y tanto la senadora Clinton como el senador McCain están proponiendo una polí­tica populista que apunta a la rebaja de impuestos durante la época del verano que es cuando más viajan los norteamericanos. Pero tomando en cuenta que el beneficio serí­a de unos tres dólares por tanque que se llena durante la época veraniega, los expertos consideran que el beneficio serí­a muy poco, además de que se mantendrí­a alta la demanda permitiendo a los especuladores continuar con su negocio de ir impulsando los precios hacia el alza cada dí­a en las diferentes bolsas donde se negocian a futuro los combustibles.

El problema de Guatemala no sólo es que no tenemos medios para compensar el impacto de la crisis que nos viene de afuera, sino que no pareciera que nuestras autoridades estén previendo que falta mucho para tocar fondo y que cuando ello ocurra, las condiciones imperantes en el paí­s pueden ser dramáticas, literalmente hablando. Porque dada la pobreza existente, el aumento de precios que se está ya dando en cuestiones como el transporte de pasajeros puede llegar a niveles que hagan imposible a la gente mantener su nivel de subsistencia y ello significarí­a verdadera hambruna para miles de personas.

El dí­a en que en nuestro paí­s tengamos combustibles a los precios que ahora vemos en algunos paí­ses de Europa, sin duda que estarí­amos frente a una paralización de actividades porque no podemos soportar ese nivel. Y nadie puede asegurar que no lleguemos a ellos, porque no hay signos aún de que la tendencia vaya a contenerse en el mediano o corto plazo. Por el contrario, los indicadores van apuntando a que conforme se aproximen las elecciones en Estados Unidos, la situación se irá haciendo más difí­cil y ya sabemos que si en ese paí­s hay retumbos, aquí­ es donde vendrán las erupciones.