TODA UNA MADRE


Cuando Guillermo Rodas, de Lima, Perú, creció, se despertó en él la vanidad y le importaba mucho el «que dirán». Entonces ya no le gustaba salir con su mamá.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Siempre inventaba excusas para que sus amigos no conocieran a su progenitora, pues le daba vergí¼enza.

í‰l, gracias a que no le faltaba nada y le dejaban todo el tiempo para estudiar, era respetado por sus compañeros, pues obtení­a excelentes notas. Todos pensaban que provení­a de una familia pudiente.

Sin embargo, aquel complejo de Guillermo se transformó en gratitud hacia su madre al ver que sus compañeros lo admiraron más desde aquel dí­a en que, por casualidad,la conocieron a ella.

Se dieron cuenta de que ella, sin manos, ganaba el sustento y luchaba por hacer de su hijo un gran hombre.

MíS BRILLANTE QUE UN RAYO DE SOL ES UN SACRIFICIO DE AMOR