Tí­mida acogida a propuesta de Bush


Demanda. Organizaciones han exigido cambios en las polí­ticas de los paí­ses industrializados para proteger el medio ambiente.

La propuesta que presentó el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, para luchar contra el cambio climático fue recibida el viernes con optimismo por algunos paí­ses como Japón y Gran Bretaña, mientras que otros, sobre todo europeos, deploraron su falta de ambición.


En un discurso el jueves en Washington, Bush abogó por iniciar un nuevo ciclo de negociaciones destinado a fijar antes de finales de 2008 un objetivo mundial a largo plazo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Su aliado Tony Blair, primer ministro británico, aplaudió con entusiasmo ese propósito: «Es un enorme paso hacia delante respecto al lugar en el que nos encontrábamos hace unos años», declaró desde Johannesburgo.

Según el lí­der laborista, la iniciativa de Bush «ofrece una buena base» para departir sobre la lucha contra el cambio climático durante la cumbre del G8 en Heiligendamm (Alemania), que se iniciará el próximo viernes.

«Esto significa» que Washington «reconoce desde ahora» que este fenómeno «es un problema real y que (Estados Unidos) debe desempeñar un papel de lí­der sobre esta cuestión y estar dispuesto a formar parte de un acuerdo mundial en el corazón del cual estará la reducción de las emisiones», agregó Blair.

Japón también se congratuló de la declaración de intenciones del presidente estadounidense. «Creo que Estados Unidos al fin trata con seriedad el problema», estimó el primer ministro, Shinzo Abe.

Pese a estos aplausos, Bush, cuyo paí­s es el principal emisor de gases de efecto invernadero, no se mostró en ningún momento dispuesto a asumir un compromiso para reducir las emisiones, contrariamente a lo que desean muchos europeos, que expresaron sus reservas, o incluso sus crí­ticas.

«Está claro que necesitamos una postura más ambiciosa de parte de Estados Unidos», lamentó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, invitado en la próxima cumbre del G8.

«Espero que al menos Estados Unidos considere este encuentro como una ocasión de convertir la cumbre del G8 en una contribución al sistema de Naciones Unidas de protección multilateral del clima», declaró Durao Barroso en una entrevista publicada por el Financial Times Deutschland.

Los dirigentes alemanes reaccionaron igualmente con prudencia.

«En lo que se refiere a las formulaciones concretas para Heiligendamm, está claro que todaví­a tenemos que trabajar un poco» al respecto, si bien el discurso de Bush es una señal «importante» de cara a la cumbre, señaló la canciller alemana, Angela Merkel.

Su ministro de Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, advirtió por su parte de que la propuesta estadounidense no debe ser «un caballo de Troya para salir del paso en Heiligendamm».

El presidente Bush se mostró sin embargo confiado en que su iniciativa sea bien acogida por Merkel, presidenta de turno del G8, en una entrevista que publicará el sábado el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.