Tiger no satisface


Se estimaba que el golf no iba a ser demasiado importante en la conversación, pero era inevitable que una rápida mención de su regreso al campo despertara una corta sonrisa y una breve carcajada en Tiger Woods.


Es que es entre las cuerdas y los fairways donde Woods hará su mejor trabajo de rehabilitación.

Una entrevista televisiva de cinco minutos no va a lograr esa meta.

Por primera vez desde el escándalo sexual que arruinó su imagen y puso su carrera en pausa, Woods concedió dos entrevistas televisivas el domingo, una a ESPN y la otra al Golf Channel.

La entrevista con ESPN duró poco más de cinco minutos y tuvo 19 preguntas –o más de una por cada semana que pasó desde que comenzó el calvario de Woods el 27 de noviembre con un choque cerca de su casa de Orlando.

Y no alcanzará para satisfacer a los que creen que Woods necesita pasar por una conferencia de prensa completa donde reciba preguntas de toda la prensa acreditada. Por todo el tiempo que ha pasado desde el accidente que lo llevó a esconderse –más de 16 semanas, o 114 dí­as si están contando– hay mucha gente que quiere verlo someterse a una ronda de preguntas de todos los costados.

Enfrentémoslo, cuando Woods aparezca en Augusta National, no va a enfrentar sólo preguntas respecto a birdies y bogeys.

Woods probablemente prefiera hacer 3 putts en el hoyo 72 y perder el major que enfrentar a un salón llenó de inquisidores, pero lidiar con preguntas incómodas –como debí­a haber hecho mucho antes– es mucho mejor que la alternativa de ser perseguido desde Augusta a Charlotte a Ponte Vedra a Pebble Beach.

Las entrevistas dominicales –que son sin dudas un comienzo– son como una tortura lenta, con información cayendo poco a poco. Woods no puso restricciones a las preguntas, pero 300 segundos no alcanzan exactamente para calmar la sed.

Le tomó a Woods casi tres meses decir algo públicamente y casi otro mes someterse a preguntas –con un lí­mite de 5 minutos en ambas entrevistas.

Esto ocurrió cinco dí­as después que diera a conocer un comunicado diciendo que regresarí­a al golf competitivo en el Masters, y 30 dí­as después que una audiencia mundial lo escuchara dando un discurso de 13,5 minutos en las oficinas del PGA Tour, en el que no aceptó preguntas.

Y las entrevistas se emitieron al mismo tiempo, retrasadas porque la ronda final del Transitions Championship habí­a sido demorado por mal clima. Seguro eso fue para evitar cualquier dilema con el torneo –incluso aunque eso fue exactamente lo que sucedió, quedando el ganador, Jim Furyk, relegado a la nada.

A pesar de su brevedad, se cubrió bastante terreno en la entrevista de ESPN.

«Tuve muchos puntos bajos», dijo Woods. «Justo cuando pensé que no podí­a caer más bajo, caí­ más bajo».

Cuando le pidieron un ejemplo, Woods dijo, «Cuando estaba en el tratamiento, hubo tantos puntos bajos distintos la gente con la que tení­a que hablar y enfrentar, como mi esposa [Elin], mi madre [Kultida]». Cuando le preguntaron cómo fue el momento, Woods dijo, «Ambas han sido brutales. Ambas han sido muy duras. Porque fueron a las que más lastimé. Son las personas más cercanas en mi vida y confesarles las cosas que hice, honestamente… fue muy doloroso».

Woods no respondió preguntas sobre el accidente, aduciendo que cualquier cosa que no fuera de conocimiento público era algo privado entre él y su esposa.

Pero cuando le pidieron que describiera la profundidad de su infidelidad, Woods dijo, «Bueno, sólo una es suficiente. Y obviamente ese no fue el caso, y he cometido errores».

Debido a las limitaciones de tiempo, Woods no recibió preguntas sobre su relación con un doctor canadiense, Anthony Galera, quien reparó su rodilla operada pero ha sido conectado con otros atletas que han consumido drogas para mejorar el rendimiento.

Woods vehementemente negó haber utilizado este tipo de drogas cuando habló el 19 de febrero en Florida, pero no dijo nada sobre Galea.

Obviamente, no importa cuántas preguntas responda o cuánto tiempo brinde para hacerlo, Woods nunca podrá satisfacer a todos.

Si otorga cinco entrevistas televisivas, ¿por qué no 10? Si da una conferencia de 30 minutos, ¿por qué no 60?

Pero tendrí­a una posición muy defendible si decidiera aceptar preguntas en una conferencia de prensa abierta. Tiene todo el derecho de declarar que ciertas cosas están fuera de los lí­mites o son personales –lo hizo varias veces el domingo– y luego decir que no discutirá el asunto otra vez.

Woods dijo que está «ansioso» por volver a jugar y «nervioso» por saber cómo lo recibirán los fanáticos.

Todo eso, junto al hecho de tener que lidiar con una sana dosis de preguntas, forma ahora parte de su realidad actual.