Tiempo, señor Presidente


Alejandro_Quinteros

Eso es lo que pedimos los ciudadanos ahora que habla con tanta insistencia de las posibles reformas constitucionales. Usted ha hecho presentaciones a diferentes sectores y ha hablado de un plazo para presentar su propuesta al Congreso de la República. Sin embargo, ese plazo que ha dispuesto termine en los próximos días, es bastante corto para tratar con profundidad un tema tan serio como éste y es mucho más corto aún, para hacer anotaciones a su propuesta.

Alejandro Quinteros


La mayoría de guatemaltecos estamos conscientes de la necesidad de llevar a cabo un proceso de reforma política. Ya más de setenta mil lo hicieron ver de forma directa cuando firmaron la propuesta de ProReforma, que no ha sido tomada en cuenta para nada, dejándolos burlados.

La mayoría de guatemaltecos también estamos conscientes y queremos que cualquier reforma constitucional lleve a nuestro Estado a un nivel en que su gobierno pueda ser más ágil, eficaz y eficiente, cumpliendo sus objetivos respetando la ley y a los ciudadanos.

Pero para hacer una reforma constitucional como se debe, se necesita tiempo. Tiempo para analizar a fondo los problemas que más aquejan a los ciudadanos y para abordarlos de una forma técnica, buscando que en la Constitución de nuestra República queden planteadas únicamente aquellas cuestiones que aporten a  su resolución, dentro de los temas y planteamientos que una Constitución debe tener.

Pues una Constitución no es una lista para Santa Claus, en la que ponemos todo lo que desearíamos que pasara en el país. Una Constitución es la norma suprema del Estado, que sienta las bases para las relaciones entre el Gobierno, sus poderes y los ciudadanos. Una constitución establece los derechos y garantías mínimas de cada persona dentro del territorio del Estado, así como sus deberes y obligaciones para con el mismo.

Sin embargo, aquí en Guatemala, hemos tenido la idea de que en la Constitución hay que dejarlo plasmado todo, teniendo hasta la fecha varias Constituciones en las que por tratar de dejar legislado lo máximo, siempre se deja algo afuera, y lo peor, siempre se dejan cosas que pierden vigencia rápidamente y que se convierten en un lastre para el desarrollo del país.

Ejemplo de lastre son la forma tan detallada en que están reguladas las interpelaciones en la propia Constitución, lo que ha llevado a que hoy sean un juego utilizado por la mal llamada oposición para entrampar la agenda legislativa. Además son lastre, algunas de las asignaciones presupuestarias, que desde la misma norma suprema empiezan a repartir fondos dejando olvidada la idea de poder tener un verdadero presupuesto programático basado en prioridades ciudadanas y en resultados.

En lo poco que he podido analizar de sus propuestas presentadas de forma preliminar, se mantienen e incluso aumentan varios de esos lastres que en lugar de dar mayor agilidad al Estado, lo harán rígido e inoperante. Para evitar esto, es necesario, señor Presidente, dar el suficiente tiempo para el análisis técnico de las propuestas, tomando en cuenta no sólo las suyas, sino también otras presentadas por sectores políticos, académicos y ciudadanos en años pasados, para poder sacar lo mejor de cada una de ellas y aprovechar la oportunidad que por de pronto permanece abierta, para mejorar las bases de nuestro Estado.

Si usted no da suficiente tiempo, meses o incluso un par de años, para hacer este proceso de forma ordenada, prudente y técnica, se puede perder la oportunidad de hacer algo bueno por el país. Aprovechemos el tiempo para plantear primero una reforma electoral que por sí sola puede dar grandes aportes a una eficiente reforma del Estado.