¡Ayer! Sus preocupaciones, sus bellos momentos y sus alegrías, son pétalos de una flor que ya se ha marchitado para siempre.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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Ese día fue mío, pero, ahora ya no me pertenece.
¡Mañana! Sus oportunidades, sus peligros, y sus felices expectativas, son rayos de un sol que aún no ha despuntado en el horizonte.
Ese día será mío quizá, pero, ahora no puedo contar con él.
¡Hoy! Sus dolorosas molestias, sus pesadas cargas, sus risas, sus dichosas emociones, y sus placenteros instantes son frutos que ahora saboreo y agua que calma mi sed.
Dios se encarga del ayer y del mañana, pero me entrega el hoy para que lo viva con paz, cariño y alegría.