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– Cada dí­a hay que ponerse la camisa de fuerza de la razón.

– Lo malo de las nuevas generaciones no es que decepcionen sino que ya no sorprenden.

– Las zozobras del alma también son sus hazañas.

René Leiva

– Parece inevitable -y necesario- que toda gran filosofí­a derive en mí­stica y termine sirviendo al misterio.

– De noche a los espantapájaros los espantan los fantasmas de los pájaros.

– Al cabo del tiempo, reconocemos que fue el hombre de la Edad de Piedra quien puso sus pies en la Luna.

– ¿Tiene o no tiene lí­mites lo imposible?

– Algunos teóricos del arte suelen rebajar los sentidos para ensalzar el cerebro, la historia y el corazón: están ante la obra de arte como Tántalo frente a los manjares.

– Sí­, a veces sentimos el vértigo de sabernos huellas del futuro.

– Por la calle, cada vez que me vuelvo a ver a una mujer descubro que no es la espalda de mis sueños.

– Escribir, ¿falsificar o traicionar el pensamiento?

– ¿Quién no quisiera ejecutar el número final, fuera de programa?

– Qué seres más desteñidos son los diplomáticos a la par de los exiliados.

– Rara señal cuando empezamos a regar la maceta de la nostalgia o la del olvido.

– Quien pone su dedo en mi llaga sufre quemaduras de primer grado.

– El primer amor es original. Los otros son plagios o, lo que es peor, fotocopias.

– Como animal acorralado, el hombre da saltos de la mitologí­a a la zoologí­a.

– Ah, esos súbitos amaneceres, ajenos al tiempo, con aliento a tumba profanada.

– Podemos decir de manera no concluyente ni cientí­fica que muchas de las filosofí­as no son sino deslumbrantes variaciones sobre la gramática.

– El satánico empeño del hombre -contra natura- de ponerle bastón al polen y muletas al espermatozoo.

– Al cabo, es la historia la que gana todas las guerras.

– El poeta es la voz de la carroña y la estrella. Y su silencio y su misterio.

– Eso de sentir un vací­o en el alma, arrojar ahí­ una piedra y esperar toda la vida el eco de un golpe que nunca llega.

– A nuestros muertos los agranda el recuerdo, pero el olvido los hace inconmensurables.

– Mentira que el mundo avance; siempre amanece desde el principio.

– Eso de empeñar la palabra y perder por ahí­ la boleta de empeño.

– En la vida me he encontrado con lo mí­o, con lo de otros, con lo de todos, y con lo de nadie… Y de todo, es más mí­o lo de nadie.