La socialdemócrata Laura Chinchilla asume hoy la Presidencia de Costa Rica, convirtiéndose en la primera mujer en llegar a ese puesto, con el reto de colmar fuertes expectativas para mantener al país por la senda del crecimiento y combatir la inseguridad.
Unos 5.800 costarricenses de todo el país, así como presidentes de todos los países centroamericanos, Colombia, México y Georgia, la princesa Nora de Liechtenstein y el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, entre 65 delegaciones, participarán en la ceremonia al aire libre en el Parque de la Sabana.
Estados Unidos estará representado por la embajadora ante la ONU, Susan Rice, y China por la ministra de Población y Planificación Familiar, Li Bin, luego de que Costa Rica estableciera relaciones diplomáticas con Pekín en 2007.
Vencedora de los comicios del 7 de febrero por el Partido Liberación Nacional (PLN, centroizquierda), Chinchilla, de 51 años, ha querido una ceremonia grandiosa para que participe el pueblo.
Los organizadores calculan que unas 15.000 personas podrían asistir a la ceremonia de investidura que durará toda la mañana.
El encargado de llevar la bandera costarricense al acto será el nuevo héroe nacional, el futbolista Bryan Ruiz, que juega en flamante campeón holandés, el Twente.
Más de 400 policías garantizarán la seguridad de la presidenta y de sus invitados especiales y mantendrán a raya a los manifestantes del Sindicato de la Universidad de Costa Rica que han anunciado protestas contra las políticas del gobierno saliente de Oscar Arias y que Chinchilla debería continuar.
Flanqueada en las vicepresidencias por el banquero Luis Liberman y el ambientalista Alfio Piva, no se esperan grandes cambios en las líneas generales de la política que llevará a cabo Chinquilla, madre de un hijo adolescente.
Esta especialista en seguridad pública ha embanderado la lucha contra la inseguridad ciudadana y el crimen organizado, que ha convertido a Costa Rica -al igual que al resto de la región centroamericana- en almacén y corredor de la droga que transita entre Sudamérica y el norte del continente.
Chinquilla asumirá un gobierno en el que deberá cumplir sus promesas de eliminar la pobreza, potenciar el desarrollo tecnológico, mejorar las infraestructuras, reducir la burocracia que carcome al Estado costarricense y corregir las políticas medioambientales del gobierno de Arias.
Sin embargo, ha eludido hablar de reforma tributaria, lo que los analistas consideran imprescindible si quiere reducir el déficit fiscal del 5% del PIB que hereda del gobierno de Arias y cumplir sus promesas de campaña.
En política internacional, Chinchilla se ha comprometido a dar prioridad a la integración regional y trabajar por el retorno de Honduras a las instituciones regionales de las que fue expulsada a raíz del golpe de Estado de junio pasado.
Laura Chinchilla, una politóloga especialista en temas de seguridad, es la primera mujer en la historia de Costa Rica en lucir la banda presidencial.
Chinchilla, de 51 años, se convierte así en la tercera centroamericana en llegar a la máxima magistratura, tras la nicaragí¼ense Violeta Chamorro y la panameña Mireya Moscoso, pero a diferencia de éstas -viudas de políticos prominentes- ha llegado al poder por sus propios méritos.
Hija del ex contralor general Rafael Chinchilla, que estuvo en el cargo durante 15 años, la nueva presidenta, procedente de la clase media costarricense, ha dedicado buena parte de su vida en la función pública.
Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Costa Rica y más tarde en la Universidad de Georgetown (Estados Unidos), donde obtuvo una maestría en Políticas Públicas gracias a una beca.
Entre 1994 y 1996, en el gobierno del entonces presidente José María Figueres, fue viceministra de Seguridad Pública y luego, entre 1996 y 1998, dirigió esa cartera.
De 2002 a 2006 fue diputada, y en el actual gobierno de Arias ocupó la primera vicepresidencia y el ministerio de Justicia, hasta que renunció en octubre de 2008 para iniciar la lucha a la presidencia.
Quienes han estado cerca de Chinchilla en diferentes épocas de su vida aseguran que es una mujer estudiosa y sencilla en su estilo de vida.
Con una mente «ordenada, da la impresión de ser fría y distante, aunque en confianza es calurosa y agradable», afirma Kevin Casas, quien ocupara la segunda vicepresidencia en el gobierno de Arias.
Desde su victoria el 7 de febrero en las urnas con amplia mayoría (47%) ha dado varias muestras de aplomo.
Tras un divorcio en 1985, Laura Chinchilla vivió durante cinco años con quien ahora es su esposo, el especialista en derecho penal español José María Rico, 25 años mayor que ella. De este matrimonio es su único hijo, José María, de 14 años.
Devota católica, Chinquilla llevó la banda presidencial al arzobispo de San José, Hugo Barrantes, para que la bendiga.
Chinchilla ha prometido dar continuidad a los programas sociales y obras públicas de su antecesor, pero sin duda tendrá que enfrentar también algunos problemas complejos hereda de su mentor político.
Uno de ellos es un abultado déficit fiscal producto de las medidas que debió adoptar Arias para enfrentar los impactos de la crisis financiera mundial, y que amenaza convertirse en obstáculo a los planes sociales de Chinquilla.