El gobernador de Texas, Rick Perry, recibió ayer una tibia respuesta durante su discurso ante la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Nombrados.
El político republicano bromeó acerca de la pronunciación del apellido de un funcionario hispano, y con frecuencia se quedó mirando fijamente a la audiencia cuando no respondía a sus comentarios conservadores en busca de aplausos.
SAN ANTONIO / Agencia AP
En su defensa, políticos hispanos habían hablado apasionadamente antes en contra de sus políticas, las cuales criticaron por consideralas abiertamente hostiles a los hispanos. Perry decidió ignorar esos temas y en su lugar destacó haber nombrado a las primeras mujeres hispanas en desempeñarse como secretaria de Estado y en los dos más altos tribunales del estado.
Pero un chiste acerca de lo perfecto que fue nombrar a José Cuevas en la Comisión de Bebidas Alcohólicas de Texas, porque su nombre suena como José Cuervo —una marca de tequila— no causó gracia. Perry luchó para recuperar su confianza mientras describía a Texas como una tierra de oportunidades.
«Hay un modelo al que se puede admirar, alguien que demuestra que cualquier obstáculo se puede superar», dijo Perry. «Eso es especialmente cierto para un niño hispano en Texas».
Perry está considerando postularse para presidente y ha hecho un esfuerzo en los últimos meses para asistir a eventos hispanos nacionales, como la convención que inauguró el jueves en San Antonio este grupo no partidista, conocido por sus siglas en inglés como NALEO. Pero no hubo ninguna mención de una aspiración nacional durante su intervención aquí, que se centró en los bajos impuestos de Texas, las regulaciones limitadas y las restricciones a las demandas.
«Hacemos lo que podemos para mantener un clima económico que atraiga a las empresas e industrias que buscan expandirse», dijo.
El alcalde demócrata de la ciudad, Julián Castro, se burló de la última sesión legislativa y los proyectos de ley de emergencia de Perry, a los que calificó como «la agenda más antilatina que hemos visto en más de una generación, sin ninguna vergí¼enza».
Perry, el gobernador que más años ha mantenido su posición en este estado, ha intentado caminar por una delgada línea para ser atractivo tanto para la creciente población hispana de Texas —que representa hoy el 48%— como para los grupos de derecha que han exigido posiciones más duras en las leyes de inmigración y de identificación de votantes. Perry anunció proyectos de ley que requieren una identificación con fotografía para votar y que ordenan que la policía local haga cumplir las leyes federales de inmigración.
Ambas medidas han provocado reacciones airadas de los grupos hispanos. Los jefes de policía y alguaciles se opusieron mayoritariamente a la medida para controlar de manera más rigurosa la inmigración. Grupos hispanos dijeron que ambas leyes provocarán una mayor intimidación de los votantes y discriminación contra los hispanos.
Los políticos y los profesionales en políticas públicas no se mostraron impresionados con el discurso de promoción del buen clima de negocios del estado. A menudo, Perry se detuvo esperando aplausos, y lo único que se oía era el tintineo de las cubiertos contra los platos mientras él miraba a la multitud, un marcado contraste con la recepción jubilosa que lo ha recibido en los últimos eventos republicanos. Muchos de los asistentes nunca antes habían oído hablar de él.
La NALEO publicó el jueves un estudio que proyecta que 12,2 millones de latinos emitirán su voto en las elecciones presidenciales de 2012, lo que representa un incremento del 26% con respecto a 2008. Los latinos representarán el 8,7% del electorado nacional, prevé el grupo.