Tí­bet: ¡Desví­en el camino de la llama olí­mpica!


Decenas de filipinos unieron fuerzas a protestantes tibetanos exiliados, en una manifestación frente al consulado chino en Manila. El Dalai Lama, a través de un emisario, pidió que la antorcha olí­mpica no pasara por el Tí­bet.

Un emisario del Dalai Lama pidió a Pekí­n que suprima el paso de la llama olí­mpica por Tí­bet, calificándolo de «provocativo», a lo que Pekí­n respondió hoy afirmando que se trata de un intento de «sabotear» los Juegos Olí­mpicos.


Lodi Gyari, emisario del lí­der espiritual tibetano, afirmó durante una audiencia ayer ante el Congreso de Estados Unidos que las autoridades chinas deberí­an renunciar a sus planes de llevar la antorcha a Tí­bet.

«Esta idea de hacer pasar la antorcha por Tí­bet, realmente creo que deberí­a ser suprimida porque serí­a un acto deliberadamente provocador e insultante», afirmó.

Las autoridades chinas tienen previsto que la llama olí­mpica pase por Tí­bet una primera vez en mayo de camino al monte Everest y después en junio para atravesar Lhasa, la capital tibetana. Se prevén medidas de seguridad draconianas durante estas etapas.

«La llama olí­mpica es el mayor sí­mbolo del espí­ritu olí­mpico. Representa la paz, la amistad y el progreso», declaró en respuesta a Gyari, Zhu Jing, portavoz del Comité Organizador de los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n 2008.

«El hecho de que la «camarilla del Dalai» llame a anular la etapa de la llama (en el Tí­bet) muestra su voluntad de sabotear los Juegos Olí­mpicos de Pekí­n», afirmó.

Las autoridades chinas hacen a menudo referencia a la «camarilla del Dalai Lama» sin precisar a quién aluden exactamente.

Las manifestaciones del 10 de marzo en Lhassa, que conmemoraban el levantamiento popular de 1959 contra la ocupación china, degeneraron en revueltas, especialmente violentas el 14 de marzo, y acabaron propagándose a otras provincias chinas donde viven minorí­as tibetanas.

Según las autoridades de Pekí­n, los manifestantes mataron a 18 civiles y a dos policí­as. Pero los tibetanos en el exilio afirman que la represión china de las protestas dejó entre 135 y 140 tibetanos muertos, además de 1.000 heridos y numerosos detenidos.

El acceso a Tí­bet sigue cerrado de momento, los turistas extranjeros no podrán entrar en la región hasta mayo y se impide el paso a los periodistas internacionales. Estas condiciones hacen muy difí­cil obtener información contrastada sobre la situación en esa región aislada del Himalaya.

Un diario tibetano informó de la existencia de más de mil detenidos, entre las personas que se entregaron y las que fueron arrestadas por la policí­a.

Algunos de ellos comenzarán a ser juzgados en abril, informó el diario citando al vicepresidente del partido comunista en Lhasa, Wang Xiangming.

«No se repetirá un incidente de la envergadura del ocurrido el 14 de marzo», según el diario.

Según otro rotativo, el Beijing News, la policí­a confiscó un total de 185 revólveres y rifles en redadas en los dormitorios de los monjes situados a proximidad de los templos budistas en Tí­bet y en las provincias de Sichuan, Qinghai y Gansu.

Las autoridades chinas acentuaron además sus esfuerzos propagandí­sticos para ganarse el respaldo del pueblo de Tí­bet. Así­, el Partido Comunista Chino emitió recientemente un documento en el que llamaba a reforzar la campaña destinada a alimentar el espí­ritu anti-Dalai Lama en sus filas en Tí­bet y otras provincias habitadas por tibetanos, según Beijing News.