Luego de haber sido diagnosticada, Cathy (Laura Linney) se siente confrontada con la muerte y decide que es tiempo de comenzar a vivir de verdad, buscando esperanza y humor en medio de su oscura realidad. Se da permiso de vivir cada día como si fuese
el último y decide enfrentar todo aquello que está fuera de lugar en su vida y en su familia. Una nueva fase de su vida comienza cuando, sin contarle a nadie de su enfermedad, se separa de su inmaduro e intenta reconstruir su relación con su malcriado hijo Adam y su hermano que – por elección – es un vagabundo.