Nueva Orleans lució atípica hoy. Miles de personas fueron evacuadas días previos a la llegada del huracán Gustav en esa ciudad que aún tiene el mal recuerdo de Katrina.
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Edwin Reyes, un guatemalteco que se resistió al llamado de evacuación y desde su casa en West Bank, Nueva Orleans, relata cómo el huracán entró a la ciudad.
El gobernador de Louisiana decretó un toque de queda para los habitantes que decidieron quedarse en sus viviendas, medida que se suma al estado de emergencia declarado por el presidente estadounidense.
Reyes, que es habitual colaborador del semanario La Voz del Migrante, dijo que durante esta mañana que tocó tierra el huracán los vientos alcanzaban los 195 kilómetros por hora.
Gustav, reducido a la categoría 2, obligó la evacuación obligatoria por lo menos de 500 mil residentes y turistas. Se estimaban que unas 250 mil personas permanecían en las comunidades circundantes de ese Estado.
«í‰ste es el huracán del siglo», declaró Ray Nagin, alcalde de Nueva Orleans, al ordenar la evacuación forzosa de los residentes en la ciudad. Fue una medida tomada a propósito de la experiencia dejada en el 2005 por el huracán Katrina.
Reyes, albergó a cuatro ciudadanos estadounidenses en su casa, pues donde vivían se había inundado. í‰l vive en una de las partes más elevadas de esa ciudad y por ello decidió no sumarse a las evacuaciones.
«Es incierto saber a dónde lo llevan a uno y lo retornan mucho tiempo después de pasada la tormenta», dijo vía telefónica a esta vespertino.
Según los especialistas del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, aunque Gustav perdió ligeramente en intensidad al atravesar territorio cubano, durante su paso por las aguas del golfo alcanzaría nuevamente vientos superiores a 210 kilómetros por hora.
Hoy impactó en un punto entre High Island, en Texas, y Cameron, Louisiana.
En Nueva Orleans ayer se inició la evacuación obligatoria de los 470 mil habitantes y residentes de la ciudad, tres años después de que Katrina provocara un total de mil 800 víctimas mortales.
Edwin Reyes se preparó con alimentos y bebidas para dos semanas, un radio que funciona con baterías y que le sirve para monitorear el paso del huracán.
El migrante reside desde hace algunos meses en esa ciudad y trabaja en diseño arquitectónico. Hoy, durante la comunicación que sostuvo con La Hora, los vientos soplaban con fuerza derribando postes de alumbrado eléctrico y dejó sin electricidad la zona.