Termómetro electoral


Los acontecimientos de El Boquerón trascendieron hasta el ambiente electoral, en donde algunos candidatos han aprovechado para dar declaraciones.

En las últimas semanas, ha habido dos y hasta tres eventos en Guatemala que han configurado la coyuntura nacional, y que han llegado a impactar el aún no oficial proceso electoral.

Redacción Polí­tica
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Dos de estos eventos, los más importantes, son: los altos í­ndices de violencia, sobre todo los de alto impacto, y la no aprobación del Presupuesto, especialmente la zozobra que mantiene el Tribunal Supremo Electoral (TSE) por no contar con los insumos para las próximas elecciones.

Otro evento que podrí­a ser tomado en consideración, es la crisis bancaria de finales del 2006 y principios del corriente año. Sin embargo, este fenómeno aún no ha cuajado para configurar el espectro electoral.

En primer lugar, se podrí­a hacer referencia a la no aprobación del presupuesto para las elecciones. De acuerdo con las noticias de las últimas semanas, se ha establecido el dinero para los comicios serí­a la mitad de lo que se pide, es decir, 200 millones de quetzales, en lugar de los 409 millones que se solicitan.

El TSE demanda los 409 millones de quetzales, debido a que, por las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Polí­ticos, se estableció que donde haya más de 500 empadronados, debe instaurarse una mesa electoral.

Esto supone una buena descentralización y democratización del voto; sin embargo, también representa un incremento en el presupuesto.

El Congreso de la República ha estado más anuente de aprobar sólo 200 millones, que serí­an suficientes si no se hubiera decretado la mencionada descentralización.

En el momento de aprobarse esta reforma a la Ley Electoral, los partidos polí­ticos observaron que serí­a una buena oportunidad para recaudar mayores votos, ya que se estarí­a acercando las juntas receptoras de votos a comunidades más alejadas. Pero, en los últimos meses, la situación cambió.

Probablemente, algunos partidos polí­ticos sienten algún tipo de molestias con el TSE, ya que ha estado insistiendo en la necesidad de fiscalizar los fondos de campañas y de regularizar el proselitismo.

Otra respuesta probable es que algunos partidos polí­ticos no estén interesados en descentralizar. He aquí­ en donde surge un análisis de la situación. En los últimos meses, quien ha liderado los sondeos de intención de voto es el presidenciable de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), ílvaro Colom; éste tendrí­a su mayor fuerza electoral en el área rural, sector que se beneficiarí­a con la descentralización, haciendo aumentar el caudal de votos para la UNE.

Los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Quiché, Alta Verapaz e incluso Quetzaltenango, son los departamentos que más votos aportan. Sin embargo, las dificultades de la gente en llegar a los centros de votación hacen que ganar en estos departamentos la diferencia no sea mucha.

Por otra parte, la ciudad capital, en donde la cercaní­a de las mesas electorales es muy cómoda, continuarí­a siendo como el bastión en donde el futuro presidente deberí­a ganar.

Por esa diferencia, los partidos polí­ticos que acapararí­an la intención de voto en el área rural, es decir, la UNE con ílvaro Colom, y Encuentro por Guatemala, con Rigoberta Menchú, podrí­an ser los afectados, dado caso que no se logre consolidar la descentralización de las mesas.

La inseguridad

Los hechos violentos de los últimos dí­as ha dado lugar para que los candidatos a presidente se pronuncien; los que más podrí­an haberse beneficiado por este fenómeno son los candidatos de derecha, especialmente Otto Pérez Molina, candidato del Partido Patriota, quien en su punto central de su campaña ofrece seguridad y mano dura.

í‰l mismo dio declaraciones, indicando que él tení­a pruebas que demostraban la existencia de escuadrones de la muerte dentro del aparato estatal.

Otto Pérez Molina habí­a tenido un leve retroceso en las encuestas, con la aparición de Alejandro Giammattei, como candidato de la Gran Alianza Nacional (Gana), ya que éste se habí­a ganado la fama de ser bueno contra «los delincuentes», por su labor dentro de presidios.

De hecho, Otto Pérez Molina modificó un poco su discurso con la entrada de Giammattei, ya que se centró en el ataque contra la pobreza.

Pero dadas las situaciones violentas de las últimas semanas, Pérez Molina surgió como una figura de mayor seguridad, al dar declaraciones; mientras que Giammattei ofreció colaborar para esclarecer el caso, pero el hecho está en que el candidato de la Gana ha perdido fuerza por estos hechos.