Los candidatos a la presidencia de Francia queman sus últimos cartuchos hoy en las últimas horas de una agitada campaña electoral que termina rodeada de un gran misterio debido al elevado número de franceses que todavía no saben a quién votarán el domingo.
En este momento, el principal candidato de la derecha, Nicolas Sarkozy, es considerado por todos los sondeos el ganador de la primera vuelta, en la que conseguiría entre un 27 y un 30% de los sufragios, seguido de la socialista Ségolí¨ne Royal, con entre 23 y 25%, el centrista Franí§ois Bayrou, con entre 15 y 19,5% y el líder de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen con entre 13 y 16%.
Como hizo el jueves en Toulouse (suroeste), donde celebró su último gran mitin en compañía del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, Royal pidió el viernes el voto de los «electores de izquierda y de aquéllos que se sienten reflejados en los valores humanos y republicanos».
«Necesito un impulso desde la primera vuelta. De mi resultado del domingo, dependerá en gran parte el de la segunda vuelta», declaró.
Pese a ser el favorito de los comicios, Sarkozy afirmó el viernes que «no habrá adversario fácil en la segunda ronda», el próximo 6 de mayo.
«Espero serenamente las elecciones. Tanto si disputo la segunda vuelta frente a Bayrou o Royal, mis ideas serán las mismas», garantizó el candidato.
Las encuestas consideran que si Sarkozy y Royal disputan el duelo final, el candidato conservador derrotará a la aspirante socialista pero tendrá más problemas si tiene que vencer a Bayrou.
Consciente del peligro que representa este candidato de centro, Royal aprovechó las últimas horas para criticar su ambigí¼edad.
«Bayrou intenta explotar el filón de los franceses que no se identifican con la derecha ni la izquierda. Está sentado entre dos sillas y no sé si lo saben, pero permanecer en esta posición no es nada cómodo», declaró Royal el viernes.
No obstante, los pronósticos de los institutos de opinión y los métodos usados para elaborar los sondeos han sido muy criticados en esta campaña.
Lo único cierto hoy es que el porcentaje de indecisos en Francia es extraordinariamente elevado y su voto podría echar por tierra cualquier previsión.
Ante esta situación, las direcciones de dos de los grandes diarios franceses, Le Monde y Liberation, consideraron el viernes que lo mejor que le puede ocurrir al país el domingo es un duelo final entre Sarkozy y Royal.
Para Le Monde, el único proyecto «que se opone al de Sarkozy y se apoya en una fuerza capaz de gobernar es el de Royal». Según Liberation, «si se vota a Bayrou en la primera vuelta se toma la decisión de borrar del mapa político a la izquierda».
Bayrou, que se autodenomina el «candidato antisistema», consideró que estos ataques de última hora se deben al deseo de «poderosos grupos de poder» de defender «sus privilegios».
El cuarto favorito en esta elección, el líder de la extrema derecha, Jean Marie Le Pen, quien en 2002 consiguió pasar a la segunda vuelta de los comicios presidenciales, predijo en la recta final de la campaña «un maremoto nacional que va a eliminar a la oligarquía que tiene el poder».
Paralelamente, otros candidatos menores, que no pasan del 4% en las intenciones de voto, organizaron sus últimos mítines el viernes para intentar sumar el máximo de sufragios y ser interlocutores válidos en la segunda vuelta, cuando deberán negociar con los grandes antes de prestarles su apoyo.
Es el caso del trotskista Olivier Besancenot, el candidato del partido de los trabajadores, Gérard Schivardi, o el líder antiglobalización José Bové.
A partir del viernes a medianoche y hasta el domingo a las 20h00 locales (18h00 GMT) no se podrá divulgar en Francia ningún dato ni sondeo relativo a estas elecciones.
Es una obligación estipulada por la ley de este país que no tiene por qué ser respetada por los medios de comunicación extranjeros y que los periodistas que tienen sus páginas de opinión y ’blogs’ en internet podrían también pasar por alto, pese al riesgo de ser multados.
El viernes, un sondeo estimó que un 59% de los franceses consideró esta campaña electoral de mala calidad y un 56% estimó que no les ayudó en nada a elegir a su candidato.
Consciente de los miles de franceses que dudan entre la socialista Ségolí¨ne Royal y el centrista Franí§ois Bayrou, el diario de izquierda Liberation consideró hoy que votar en las presidenciales del domingo a Bayrou es «de locos» y significaría borrar al socialismo del panorama político.
«Los votos son decisiones, no son mensajes que se envían. Si se vota a Bayrou en la primera vuelta se toma la decisión de hacer desaparecer a la izquierda por segunda vez consecutiva, es decir, se decide borrarla del mapa», denuncia el periódico.