Teorí­a y realidad de los desastres en el paí­s (II)


Independientemente del número de guatemaltecos muertos, desaparecidos y desplazados, la prioridad para el paí­s, empezando por el Organismo Ejecutivo, es superar los destrozos fí­sicos, el enorme impacto económico y social que la tormenta Agatha dejó en la población de todo el Altiplano del paí­s, ya que al desviarse la misma azotó sin misericordia los departamentos de Suchitepéquez, Retalhuleu, San Marcos, Sololá, Quiché y Chimaltenango, lugares donde la concentración de habitantes, especialmente rural, es la más elevada de Guatemala.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Las tareas deben de ser divididas y no pretender que la ya señalada inepta Conred asuma ningún rol protagónico, son los ministerios de Comunicaciones, Finanzas, Gobernación, Defensa y los programas de Solidaridad los que deben emular el recordado y exitoso desempeño del gobierno que presidió el general Kjell Eugenio Laugerud y dedicarse, los próximos seis meses a reconstruir, a apoyar a esos millones de guatemaltecos que quedaron afectados.

 

Es positivo que Guatemala requiera que a todos los guatemaltecos que laboran honradamente en Estados Unidos se les conceda el Estatus de Protección Temporal, (TPS) con motivo de la catástrofe que ha significado la tormenta Agatha y la erupción del volcán de Pacaya, que se le ha concedido a Haití­, Honduras y El Salvador. No existe ninguna ayuda internacional o nacional superior a lo que son las remesas familiares que llegan directamente a los hijos, cónyuge y padres de estos ciudadanos y que fueron afectados, ya que la mayorí­a no viven en la capital.

 

Social, económica y polí­ticamente es necesario que el Vicepresidente y el Canciller viajen urgentemente como enviados especiales del Presidente y soliciten esta medida evitando cometer el error del gobierno del PAN y de Berger que soberbiamente no lo solicitaron con el Mitch ni con el Stan.

 

Otro importante aspecto es que el Presidente de la República tome la urgente decisión de reorganizar totalmente Conred. Si por razones polí­ticas le es difí­cil, tiene la alternativa de enviar al actual secretario de Conred, si fuera necesario, como vicecónsul, cargo que sus hermanos y cuñada han usufructuando en diferentes gobiernos por muchos años, dándole una salida polí­ticamente conveniente y así­ poder reestructurar Conred y no esperar que nos azote el terremoto que se ha dicho puede acontecer en cualquier momento en nuestro paí­s, sin estar adecuadamente preparados.

 

Insisto, si un paí­s como Estados Unidos de América movilizó antes, durante y después del huracán Katrina, a la Guardia Nacional y actualmente está movilizando a la Guardia Costera, para tratar de controlar el enorme daño ecológico que está produciendo el derrame de petróleo en el Golfo de México, Guatemala debe considerar organizar a los oficiales en retiro para que sean el recurso que se dedique en los subsiguientes ocho años de su retiro a ser el recurso humano de emergencia ante cualquier catástrofe que nos acontezca.

 

A ello se puede agregar el servicio social que está previsto como una alternativa al servicio militar. Estoy seguro que cientos de miles de estudiantes universitarios estarí­an más que anuentes a colaborar, de forma temporal, en ayudar a resolver los múltiples problemas que produce un cataclismo. Concluyo señalando: lo peor es quedarse inmóvil y no hacer nada.