Tensiones geopolí­ticas, China y biocombustibles impulsaron el mercado de las materias primas


Una torre petrolera del Mar del Norte. La crisis del crudo provocó el í­mpetu de la producción de biocombustibles, que requieren materias primas para su producción.

Las tensiones geopolí­ticas en Medio Oriente, el crecimiento desenfrenado en Asia, el incremento del uso de biocombustibles y la especulación, impulsaron al alza por sexto año consecutivo los precios de las materias primas, favoreciendo a numerosos paí­ses latinoamericanos.


La tensión por las aspiraciones nucleares de Irán y la continua violencia en Irak -donde ahora se suman los ataques turcos a los kurdos-, en Afganistán y Pakistán contribuyeron al alza de los precios del petróleo y de metales como el estaño, acero, cobre y plomo.

Meses después de que estallara la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos («subprime») en agosto, las cotizaciones recuperaron sus niveles anteriores a la crisis y algunas materias primas incluso continuaron subiendo.

El oro alcanzó sus máximos niveles en 27 años, el petróleo se intercambia a niveles récord, nuevamente cerca de los 100 dólares el barril, la soja bate sus mejores marcas y el bushel de trigo nunca costó tan caro. El plomo alcanzó más de 3.600 dólares la tonelada, un precio jamás visto.

En su carácter de exportadora de petróleo, metales, cereales, etanol y otros, América Latina es estratégicamente muy importante para los grandes consumidores de materias primas y energí­a, en primer término los paí­ses asiáticos emergentes, que deben sostener su desarrollo industrial.

«América Latina es estratégicamente muy importante» para Asia, ya que los paí­ses del sudeste asiático «necesitan diversificar» sus fuentes de energí­a, y el subcontinente latinoamericano ofrece importantes reservas de petróleo y gas natural, señaló en una presentación Hiroshi Toyoda, asesor especial del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre Asia, en un foro «Pan-pací­fico» organizado en Washington en noviembre.

Expertos notan que el auge de las materias primas beneficia a varios paí­ses de América Latina, como Brasil, cuyas exportaciones están constituidas en 65% de carnes, soja, café, mineral de hierro, petróleo y etanol, Venezuela, que 90% de lo que vende es petróleo y derivados, así­ como a Ecuador, cuyas exportaciones dependen en 77% del crudo y otras materias primas, y Perú, que depende en un 56% de los ingresos provenientes de metales.

América Latina sigue siendo al mismo tiempo la principal fuente de minerales del planeta, en particular de hierro y cobre, que alimentan las arcas de Perú y Chile. Bolivia comenzará a explotar en 2008 el enorme yacimiento de hierro del Mutum.

Paralelamente, el boom de las materias primas agrí­colas acelera la economí­a de Argentina, Brasil y Uruguay: el trigo casi duplicó su precio desde principios de año, mientras que el de la tonelada de soja aumentó cerca de 50%.

También el creciente uso de biocarburantes para enfrentar el cambio climático está teniendo un efecto dramático en los mercados de materias primas.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió en octubre que una creciente dependencia mundial de los productos alimentarios como fuente de energí­a puede sin embargo aumentar los precios de los alimentos en los paí­ses pobres, lo cual tendrí­a «serias implicaciones».

En 2005, Estados Unidos se convirtió en el primer productor de etanol (de maí­z) superando a Brasil (que lo obtiene de la caña de azúcar), mientras que la Unión Europea es el primer productor mundial de biodiésel, indicó el informe del Fondo.

A su vez, China e India, sedientas de energí­a para alimentar su rápida expansión económica, piensan incrementar su producción de biocarburantes, lo cual, según expertos, podrí­a agravar la escasez de agua y de comida.

Las cotizaciones de las materias primas se vieron favorecidas asimismo por la afluencia a los mercados de «commodities» de un enorme caudal de dinero especulativo alentado por la debilidad del dólar.

«Los fondos especulativos aumentaron su participación en los metales, sobre todo los preciosos, pero el movimiento abarcó incluso al cobre», observó Olivier Jakob, de la consultora Petromatrix, semanas atrás.

La derrota del billete verde, que cayó debajo de 0,70 euro esta semana, también contribuye a esta dinámica. Los inversores de fuera de la zona dólar aprovechan su incrementado poder de compra para llenar sus portafolios con estos activos cotizados en su mayorí­a en dólares. Por ello, los máximos niveles del oro y del petróleo coinciden en general con los récords del euro.

Pero algunos expertos advierten sobre la amenaza que se cierne sobre los mercados de materias primas: si la crisis financiera que afecta a Estados Unidos y a Europa desde mediados de año se propagara al conjunto de la economí­a, el mundo tendrí­a que ponerse a dieta.