El racionamiento eléctrico de hasta siete horas diarias impuesto el miércoles por las autoridades nicaragí¼enses no ha hecho más que alimentar el descontento de la población, que ayer soportaba el cuarto día sin transporte colectivo debido a una huelga.
El Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) valoró en un comunicado que la situación del país «es delicada» por la crisis alimentaria y la huelga de transporte que agrega presión a la débil economía del país.
El grupo gremial demandó un diálogo del gobierno y transportistas a fin de volver a la normalidad y que no continúe el deterioro de las condiciones de vida de la población.
«Â¡Esto ya no se aguanta! Ahora sin luz con tanto calor, la comida sube y con el paro (de transporte) peor porque algunos productos como hortalizas no hay en el mercado o son más caros. Sólo nos queda pedirle a Dios que nos ayude», dijo la dueña de un comedor popular del centro de Managua que pidió omitir su nombre.
Para Roberto Durán, que vive en Mateare, 30 km al noroeste de la capital, el paro de transporte le está socavando su economía. «Hoy me tuve que quedar porque no hay buses», dijo este hombre, que trabaja como vigilante en Managua.
Desde que empezó el paro ha pagado el equivalente a 2 dólares diarios a camionetas particulares para no perder su trabajo por ausencia, cuando normalmente paga unos 52 centavos de dólar.
Los transportistas piden al gobierno que congele el precio del diésel en dos dólares el galón (3,78 litros), menos de la mitad de lo que cuesta en las gasolineras.
El ministro de Transportes e Infraestructura, Fernando Martínez, declaró ayer a la prensa que 50% de los transportistas habría aceptado una oferta del gobierno de hacer un descuento de 30 centavos dólar por galón de diésel.
No obstante, la crisis podría empeorar por el ingreso a la protesta del 50% de autobuses que hasta ahora estaban al margen, según el dirigente de las cooperativas de Managua, Rafael Quinto.
La huelga de transportes colectivos se resiente sobre todo en los departamentos, donde se han registrado incidentes con la policía, que no permite el bloqueo de las vías por los huelguistas.
Al paro de los autobuses se suma el de buena parte de los taxis, unos porque también secundan las reivindicaciones de aquéllos y otros por miedo a las agresiones de piquetes.
No obstante, el gobierno ha dejado claro que los taxis no son objeto de subsidio porque se trata de un servicio selectivo.
La ausencia de transporte, sobre todo de taxis, se recrudece por la noches en la capital, donde algunos sectores permanecen a oscuras por los racionamientos decretados para paliar la crisis energética.
El programa de racionamiento anunciado por la distribuidora española Unión Fenosa afecta a todo el territorio con cortes de hasta siete horas diarias.
El miércoles varias plantas generadoras redujeron su producción de energía por falta de combustible, cuyas reservas en el país están al límite por fallas en la refinería propiedad de la transnacional estadounidense Esso.
El ministro de Energía y Minas, Emilio Rappaccioli, manifestó que se hacen esfuerzos por superar el déficit de energía que en las «horas pico» de la tarde podría reducirse a unos 20 megavatios.
Rappaccioli anunció que el próximo lunes llegará al país un cargamento de 50 mil barriles de búnker, un derivado del petróleo, importados por Esso; y otros 100 mil de la paraestatal Petróleos de Nicaragua (Petronic) ingresarán el 15 de mayo, lo que permitiría crear reservas para 18 días.