La próspera ciudad de Santa Cruz, que ayer reunió un multitudinario cabildo de centenares de miles de personas, recobró hoy la calma tras haber dado un firme ultimátum al presidente Evo Morales de formar un gobierno autónomo si no escucha sus demandas.
La plaza de armas, que albergó las dos últimas semanas carpas atestadas de huelguistas de hambre en favor de la autonomía, tendidos al aire libre en colchonetas y hamacas, recobró un aire festivo con arreglos y luces de colores en una especie de tregua navideña que no esconde el grave enfrentamiento entre el gobierno de Morales y los departamentos de Santa Cruz, Beni, Tarija y Pando.
La víspera, en el multitudinario mitin, el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, dijo que si la nueva Constitución -que debe estar lista en agosto de 2007- no aprueba una autonomía de amplias facultades para los departamentos, éstos considerarán que existe «un claro rompimiento institucional».
En caso de que el tipo de autonomía no satisfaga, las prefecturas podrán «dotarse de un régimen autonómico departamental» de facto, afirmó Costas ante cientos de miles de personas.
«Queremos un estado social, democrático, de derecho, plural e incluyente, con ciudadanos libres», postuló Costas ante la concentración, que él mismo estimó en un millón de personas.
En Tarija, Beni y Pando, donde los gobernadores y las organizaciones civiles son afines a partidos de derecha, también se concentraron miles de personas para exigir autonomía.
Con un nudo en la garganta por la evidente derrota política, Morales se limitó la noche del viernes a felicitar a los cabildos.
«Estoy muy satisfecho por las intervenciones (de los gobernadores y líderes ciudadanos) por la unidad del país, porque el país quiere unidad, no se puede seguir pensando en división», afirmó.
Un par de horas antes, había definido sin embargo esas reuniones como el encuentro de oligarcas que quieren quitar el trabajo y las tierras a los pobres e indígenas.
En contraposición a los temores de eventuales pedidos de independencia, separatismo o secesión, los cabildos reafirmaron el carácter unitario de su lucha autonomista.
El presidente convocó el lunes en La Paz a una reunión de gobernadores y líderes cívicos de las nueve regiones del país en un intento de saldar la crisis política, a la luz del nuevo correlato de fuerzas planteado por los cabildos.
En contraste a la convocatoria de los comités cívicos, aliados a los partidos conservadores y sectores empresariales, grupos leales al gobierno realizaron manifestaciones en La Paz, Oruro, Potosí, Chuquisaca y Cochabamba, departamentos donde fue rechazada la autonomía en el referendo de julio.
El prefecto de Cochabamba, un ex militar de derecha Manfred Reyes Villa, realizó el jueves una concentración donde sus adherentes pidieron un referendo departamental autonómico.
En tanto, miles de bolivianos se manifestaron el viernes en La Paz contra las autonomías.
Al grito de «autonomía es división» y «mueran los oligarcas, los vendepatrias, los separatistas», obreros, estudiantes, vendedores al menudeo y vecinos de La Paz se volcaron a las calles para repudiar los cabildos autonomistas.
La situación en Bolivia ha tenido repercusión en Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez afirmó el viernes que la oligarquía trata de sabotear la Asamblea Constituyente en Bolivia.
«Vean ustedes en Bolivia, le tienen miedo a la Constituyente, están tratando de sabotearla. ¿Quién? La extrema derecha, la oligarquía», dijo Chávez en un acto con sus partidarios.
Chávez destacó que también el presidente electo de Ecuador, Rafael Correa, quiere hacer una Constituyente para modificar la Carta Magna.
«En Ecuador el presidente Rafael Correa está planteando Constituyente, está tan convencido que no lanzó candidatos al Congreso», dijo Chávez.