Temores por globalización de crisis del euro


Luego de meses de frágil crecimiento, crecen los temores de que la recuperación de la economí­a mundial fracase a causa de una crisis de deuda originada en un rincón de Europa.


Al principio, los inversores expresaron una preocupación moderada sobre los acontecimientos de Atenas. La noticia de que Grecia habí­a maquillado el alcance de su déficit provocó poco más que un incremento del costo de su deuda y algunos gestos de asombro en la sede de la Unión Europea en Bruselas.

Pero con la caí­da de los mercados bursátiles en las últimas semanas y con el euro cayendo netamente en relación al dólar, la preocupación se transforma en un pánico apenas oculto.

Respetados comentaristas comienzan a hacerse eco de alertas multiplicados en internet sobre un oscuro problema de deuda que podrí­a provocar otra Gran Depresión.

Si el plan de 1 billón (millón de millones) de dólares no logra calmar a los mercados «el crecimiento del PIB de Estados Unidos podrí­a ser reducido en 0,5 a 1% en los próximos dos años», advirtieron analistas del Deutsche Bank a sus clientes.

«Si el programa de rescate fracasa completamente, estarí­amos ante una perspectiva potencialmente más negativa, con una posibilidad cierta de una recesión de doble caí­da (W)».

Las caracterí­sticas de la actual crisis son muy similares a la última, con los dedos apuntando al sistema financiero, y a los bancos en particular.

Daniel Tarullo, miembro del consejo de gobernadores de la Reserva Federal estadounidense, recientemente evocó la eventual repetición de la crisis de 2008 que estuvo a punto de hacer colapsar el sector financiero estadounidense, diciendo que «no debe descartarse».

«Una ví­a por la que la tormenta financiera en Europa puede afectar a la economí­a estadounidense es debilitando la calidad de sus activos y la capitalización de las instituciones financieras estadounidenses», dijo Tarullo ante el Congreso la semana pasada.

Los bancos experimentan sacudones que «les hacen recordar situaciones vividas durante la reciente crisis financiera global», dijo Tarullo.

Entonces -ante las dudas sobre la situación de los balances de sus competidores- comenzaron a cerrar sus lí­neas de crédito.

Se teme que los bancos nuevamente dejen de confiar en sus colegas, según Uri Dadush, ex director de comercio internacional del Banco Mundial y ahora investigador del centro Carnegie Endowment.

«Aunque la exposición de los bancos estadounidenses es relativamente limitada (…) el sistema bancario en Europa y Estados Unidos está muy interconectado y los bancos europeos están muy expuestos», advirtió.

Se estima que los 10 mayores bancos estadounidenses detentan unos 60.000 millones de dólares en deuda de los paí­ses europeos «periféricos», cerca de un décimo de su capital principal.

Sus contrapartes bancarias de la otra margen del Atlántico, particularmente en Francia y Alemania, tienen una exposición mucho más significativa.

La brecha entre los costos de préstamos interbancarios en Europa y Estados Unidos se ha profundizado en los últimos meses, lo que los analistas interpretan como una señal de creciente desconfianza.

«Mayores preocupaciones por la recuperación (de los préstamos) y un riesgo de crédito de la contraparte potencialmente elevado podrí­an ser las principales causas» de ello, según Geoffrey Yu del banco suizo UBS.

«De todos modos, las preocupaciones de los inversores se han extendido mucho más allá de la zona euro», agregó.

El comercio también podrí­a verse afectado.

Ante el castigo de que es objeto el euro, las exportaciones estadounidenses y asiáticas se hacen más caras para los europeos.

Cerca de un cuarto de las exportaciones manufactureras estadounidenses van a Europa. El sector emplea a unos 11,6 millones de personas.

Irónicamente, la caí­da en la cotización de la moneda única europea, hace al viejo continente más competitivo, impulsa sus exportaciones y le ofrece una puerta de salida de la crisis.

«La devaluación del euro puede ayudar», dijo Dadush, «una devaluación de 20% del euro es importante, pero se debe tener en cuenta que los beneficios de la devaluación serán distribuidos de manera desigual».

Más allá de eso, una crisis que comenzó con maniobras contables ahora se revela mucho más seria.