Temor en Grecia por regreso de terrorismo



El atentado contra la embajada de Estados Unidos en Atenas hace temer un resurgimiento del terrorismo de extrema izquierda en Grecia, a pesar del desmantelamiento de los grupos históricos, entre ellos el 17 de Noviembre (17N).

El ministro de Orden Público, Vyron Polydoras, señaló que un desconocido reivindicó el ataque en nombre del grupo griego Lucha Revolucionaria (cuyas siglas en griego son EA), algo que se tomó muy en serio la policí­a.

También lamentó una «tentativa de resucitar el terrorismo» histórico que afectó al paí­s desde finales de la dictadura de los Coroneles, en 1974, hasta el desmantelamiento del grupo 17N en 2002 y de otra gran organización, Lucha Popular Revolucionaria (ELA), un año más tarde.

«Los autores quisieron decir: podemos golpear a la embajada», dijo el ministro, que consideró el atentado como una acción «simbólica» contra uno de los lugares mejor protegidos de Atenas.

Si los atentados menores contra objetivos «imperialistas», policiales o económicos nunca han cesado en Grecia, Lucha Revolucionaria, que surgió en septiembre de 2003, se caracteriza por su creciente radicalización.

El 30 de mayo de 2006, el grupo hizo explotar una bomba cerca de la casa del ministro de Cultura y ex ministro de Orden Público, Georges Vulgarakis, anunciando a los cuatro vientos su voluntad de «ejecutarlo».

Según el texto de la reivindicación, esta acción estaba destinada a protestar por la colaboración del gobierno conservador en la «guerra contra el terrorismo» de Estados Unidos, exponiendo a Grecia al riesgo de «represalias islamistas». Acusaba a los estadounidenses de «actos de guerra» contra musulmanes y árabes.

Los medios de comunicación griegos pusieron de manifiesto cómo el atentado del viernes contra la embajada se produjo un dí­a después de la conmemoración de los cinco años de la existencia de Guantánamo, y después del anuncio de un enví­o de refuerzos estadounidenses a Irak.

EA hizo prueba de su audacia y de su capacidad de actuar con un atentado contra una comisarí­a de policí­a en Atenas, 100 dí­as antes de los Juegos Olí­mpicos de verano de 2004. A la organización también se le imputan otros cinco atentados que causaron tres heridos.

La embajada estadounidense fue en 1996 el blanco de un ataque con un cohete reivindicado por el 17N. Dieciséis miembros de este grupo histórico, condenados en primera instancia a penas importantes, están siendo juzgados en la actualidad.

El 17N reivindicó un total de 23 asesinatos, cinco de ellos contra oficiales y empleados estadounidenses de la embajada.

Según los expertos, tras el desmantelamiento de este grupo, la extrema izquierda ha tratado de llenar el vací­o, en un paí­s donde esta ideologí­a conserva la aureola de un prestigio vinculado por su lucha contra la dictadura apoyada por la CIA estadounidense.

Después de años de acusaciones de inactividad frente al 17N y el ELA, las autoridades griegas reforzaron considerablemente el dispositivo de seguridad con motivo de los Juegos Olí­mpicos de 2004, aunque teniendo siempre en cuenta a una opinión pública muy celosa de sus libertades.

«El marco legislativo no ayuda a la policí­a», dijo recientemente una fuente diplomática occidental. La policí­a griega no puede utilizar cámaras de vigilancia en lugares públicos ni los elencos de llamadas realizadas desde un teléfono móvil.