Temen por las burbujas financieras


El temor a una burbuja de activos especulativos y las actuaciones de China para frenar una economí­a recalentada han pasado factura a Brasil, socavando los precios de los valores y la divisa nacional.


El mayor aviso para la primera economí­a de Latinoamérica, vista todaví­a como una de las más atractivas de los mercados emergentes, vino de la Organización por la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

«Hay peligro de una burbuja de activos en lugares como Brasil o India y deberí­amos ser cuidadosos respecto a ello, es una amenaza real», dijo el jueves a la cadena de televisión CNBC Angel Gurrí­a, presidente de la OCDE.

Un riesgo que parece haber percibido los inversores, que sacaron más de 500 millones de dólares de la bolsa de Sao Paulo en enero.

El index Bovespa cayó 4,7% durante el mes, un giro significativo para una bolsa que ha estado creciendo fuertemente durante la recuperación de la crisis económica mundial.

El real, divisa brasileña, también se ha visto afectado.

La moneda se encuentra en su punto más bajo frente al dólar desde el 2 de septiembre de 2009, tras una racha de nueve dí­as de pérdidas que han reducido su valor a 1,8773 reales por billete verde. El descenso rebajó algunas de las ganancias del año pasado, cuando el real creció un sensacional 33% frente al dólar.

El gobierno brasileño, por su parte, se muestra poco preocupado por el repentino revés.

«No estamos preocupados por esto porque tenemos grandes reservas» de dólares, dijo el viernes el ministro de Finanzas Guido Mantega, según la edición en lí­nea del diario O Globo. «Con una devaluación del real, las exportaciones se vuelven más competitivas», agregó.

El ministerio de Finanzas prevé un crecimiento económico de 5,2% este año en Brasil, tras un crecimiento muy cercano a cero por ciento el año pasado, con los consumidores y las exportaciones liderando la renovada expansión.

Algunas de las tensiones vistas en el ambiente inversor brasileño provienen de los cambios en China, su mayor socio comercial con intercambios por valor de 42.000 millones de dólares el año pasado.

Los pasos de Pekí­n para ajustar la polí­tica monetaria, enfriar una economí­a al rojo vivo y prevenir la explosión de burbujas inmobiliarias y bursátiles han levantado los temores a que descarrile la recuperación económica mundial.

Ese escenario afectarí­a de inmediato a las exportaciones brasileñas, particularmente a las de metales y productos agrí­colas.

Globalmente, el claro efecto de todo ello ha sido abalanzarse sobre el seguro dólar, debilitando otras divisas.

La relación económica entre Brasil y China, el nuevo intento por resucitar las moribundas conversaciones de la Ronda comercial de Doha y la necesidad de Brasil de proyectar una imagen de exitosa economí­a emergente y anfitrión de los Juegos Olí­mpicos de 2016 han tomado una importancia extra este año debido a las elecciones de octubre.

El presidente izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, que ha liderado un impresionante crecimiento económico desde que llegó al poder en 2003, dejará su cargo a final de año, completando el máximo de dos mandatos.

Pero antes de eso, en abril, Lula recibirá la visita del presidente chino, Hu Jintao, para discutir estos y otros temas, según la agencia de noticias del Estado.