Los habitantes de la franja de Gaza desconfían del frágil alto el fuego acordado ayer por Hamas y Fatah, y aunque una calma relativa ha vuelto a la región, el menor incidente podría provocar una nueva escalada de la violencia.
Las calles de la ciudad de Gaza, desiertas la víspera, han vuelto a recuperar su aspecto habitual: atascos, viandantes y bullicio de carretas de mercaderes tiradas por asnos.
Pero el temor a una nueva escalada de violencia que desencadene un conflicto interpalestino mayor se hace sentir por todas partes.
Muchas escuelas cerraron por segunda jornada consecutiva, y algunos funcionarios no fueron a trabajar.
El lunes, el restaurante de Bachir Nachuan, un palestino de 52 años, estuvo en medio de los tiroteos entre los ministerios, donde se atrincheraron los fieles al movimiento islamista Hamas, y la sede de la presidencia palestina, protegida por la guardia presidencial.
«Hay disparos por todas partes, hombres armados en todas las calles. Cuando escuché los primeros disparos, cerré mi restaurante y me fui a mi casa. Hoy estoy preocupado. Esto puede volver a comenzar en cualquier momento», advierte.
Al instante su teléfono móvil suena. «Sí papá, abrí esta mañana. Firmaron un acuerdo ayer por la noche y veremos lo que pasa. Que Dios nos ayude», explica Bachir a su interlocutor.
Como muchos palestinos, no cree en que el acuerdo, que prevé un «alto el fuego inmediato», «una retirada de los hombres armados de la calle y la vuelta de los servicios de seguridad a sus bases», sea respetado por los bandos.
Los violentos combates del domingo se produjeron un día después de que el presidente palestino, Mahmud Abas, convocara elecciones presidenciales y legislativas anticipadas para tratar de salir de la crisis política que sufren los territorios palestinos.
Hamas rehusó la iniciativa, la calificó de «golpe de Estado» y la tachó de «anticonstitucional».
A pocos metros del restaurante de Bachir, hombres de la guardia presidencial siguen desplegados. Encapuchados y con el dedo en el gatillo de su fusil automático, bloquean un gran perímetro alrededor de las oficinas del presidente Abas.
«Lo que firmaron es papel mojado. Todos los días hay acuerdos. Nunca son serios. Esto no puede funcionar porque los altos responsables de los movimientos no creen en ello. Ni siquiera participaron en la conferencia de prensa para anunciar el alto el fuego», arguye Bachir.
Cerca de la oficina de Abas, Baha Jalaf –trabajador de la televisión nacional palestina– se dispone a ir a su trabajo, situado dentro de los muros de la presidencia.
«La situación es todavía muy tensa. Es la primera vez que hay una guerra interpalestina, que gente muere por las balas procedentes de nuestro propio campo», lamenta.
El primer ministro británico, Tony Blair, llegó hoy a Ramalá (Cisjordania) para entrevistarse con el presidente palestino, Mahmud Abas, mientras en Gaza reinaba una frágil tregua, quebrada por esporádicos tiroteos, tras un acuerdo de alto el fuego pactado entre Fatah y Hamas.
El primer ministro británico anunció que impulsará una nueva «iniciativa» para apoyar a los palestinos y favorecer una solución al conflicto israelo-palestinos sobre la base de dos Estados.
«Espero que en las próximas semanas estaremos en situación de impulsar juntos una iniciativa que nos permita apoyar particularmente la reconstrucción y el desarrollo, y aliviar el sufrimiento y la situación apremiante del pueblo palestino», dijo Blair.
«Pero también que nos permita un marco en el que podamos avanzar hacia una solución de dos Estados», agregó.
«Es importante que la comunidad internacional movilice sus esfuerzos» para apoyar las elecciones palestinas anticipadas anunciadas por Abas el sábado, agregó el primer ministro británico.
El presidente de la Autoridad Palestina pidió a Blair «actuar con miras al levantamiento del bloqueo económico» impuesto a los palestinos, y dijo estar dispuesto a «negociaciones serias» con Israel para poner fin al conflicto.
«Tuvimos discusiones importantes sobre la grave situación en los territorios palestinos y en la región, así como sobre los medios de salir de esta crisis», declaró Abas al salir de una reunión con Blair en Ramalá.
«Hemos insistido ante el primer ministro en la necesidad de actuar para poner fin al bloqueo económico, reabrir los puntos de paso, liberar a los detenidos palestinos, entre ellos los ministros, los diputados y los dirigentes, y poner fin a la expansión de las colonias y al muro» de separación, añadió Abas.
Blair, que visitó la región en el marco de la gira que realiza por Oriente Medio, trata de desbloquear el proceso de paz entre israelíes y palestinos.
El primer ministro británico fue el primer dirigente occidental que respaldó a Abas en su decisión de convocar elecciones presidenciales y legislativas anticipadas, lo que fue tachado de «golpe de Estado» por el movimiento islamista Hamas, que controla el gobierno palestino.
La tensión en los territorios aumentó después de que Abas informara de su intención de celebrar comicios anticipados. Cuatro palestinos murieron y 30 fueron heridos después del anuncio en enfrentamientos entre partidarios de Hamas y Fatah.
En Gaza, hombres armados de los dos bandos redujeron su presencia en las calles, después de la tregua acordada el domingo.
Sin embargo, se escucharon disparos, que no causaron víctimas, pero que opusieron a activistas de Fatah y de Hamas en el barrio Al Rimal.
Israel estimó el lunes que no debe intervenir en los enfrentamientos interpalestinos.
«Israel no tiene nada que ver con lo que pasa entre ellos (los palestinos), y cualquier intervención de nuestra parte tendría repercusiones negativas», declaró el viceprimer ministro israelí Shimon Peres a la radio militar.
«Quisiéramos que el pueblo palestino viviera en paz con nosotros. Pero debemos esperar y ver lo que sus grupos armados van a decidir», agregó.