Telesecundarias:


Escasez de maestros, mobiliario dañado y una infraestructura precaria, son algunas de las grandes deficiencias que se pueden encontrar en lugares como Santa Clara Chajul, en el departamento de Quiché, y Bethel en La Libertad, Petén. Condiciones que impiden que los alumnos que sobrepasan el sexto grado de primaria puedan muchas veces continuar sus estudios y acceder a la educación secundaria.

Juan Manuel Castillo, Agencia La Nana, lanana2@itelgua.com

Por esta razón fue que se planteó implementar un modelo educativo como la Telesecundaria, o secundaria a distancia que según el Ministerio de Educación, Mineduc, ha ido creciendo en todo el paí­s, pero que de acuerdo con representantes de estas comunidades, es todaví­a una ilusión y una posibilidad lejana.

Aprender con la vista

«Las Telesecundarias son una modalidad educativa de atención formal para el ciclo de educación secundaria, que buscan el logro de los propósitos educativos del nivel y la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje de los estudiantes que atiende», asegura Marí­a Luisa Ramí­rez, coordinadora de Telesecundaria del Mineduc.

De acuerdo con Ramí­rez, para que este modelo sea funcional se requiere de la implementación de algunos materiales didácticos, tales como: televisor, videocasetera, DVD, y materiales impresos, entre otros; es un modelo diseñado especialmente para operar en áreas rurales, señala.

Según la funcionaria del Mineduc, actualmente las Telesecundarias tienen presencia en los 22 departamentos del paí­s, funcionan en 531 centros de estudios, en 195 municipios, y añade que durante el 2006 se atendió a un total 37 mil 128 alumnas y alumnos con una inversión que alcanzó los Q54 millones, los cuales se distribuyeron en mobiliario, equipo, textos, salarios, capacitación y asistencia técnica.

Lamentablemente, esta no llegó a todas las escuelas, así­ lo afirma William Alfredo Mérida, secretario de la Cooperativa Bethel, de la Libertad, Petén. En esta comunidad, explica Mérida, sólo contamos con dos aulas para brindar educación primaria; desde hace ocho años no tenemos maestros para secundaria, por lo que muchos habitantes del lugar están condenados a llegar únicamente a sexto grado, pues dada la pobreza en la que vive la población no todos pueden emigrar a la cabecera departamental para continuar sus estudios. La Telesecundaria en este caso serí­a muy útil, dada la lejaní­a del lugar.

Por su parte, Gregorio Cuyuch, representante de la Asociación Integral Multiservicio, ADIM, de Santa Clara Chajul, cuenta que solamente tienen dos maestros para atender a 155 alumnos en la primaria, además relata que desde 2003 iniciaron una gestión para que se implementara una Telesecundaria en su comunidad, pero la misma no ha sido inaugurada a pesar de contar con el equipamiento y el espacio fí­sico para funcionar.

No obstante, Marí­a Luisa Ramí­rez justifica dicho retraso al indicar que los interesados no llenaban todos los requisitos indispensables para poner en marcha esta modalidad educativa. Lo cierto del caso es que casi cuatro años después de esta solicitud, esta comunidad continúa sin un programa de educación secundaria.

Quizá por ello, Francisco Cabrera, miembro del Colectivo de Educación para todos, considera que esta modalidad continúa siendo un método tradicional deficiente de educación, pues la tecnologí­a implementada es obsoleta y su enfoque es de una «educación pobre para los pobres. La Telesecundaria es un televisor, unos cuantos videos y un pobre facilitador que tiene que ingeniárselas».

Para el especialista, implementar una educación básica de calidad requiere de ciertos cambios estructurales, entre los cuales menciona: mayor inversión, una reforma curricular, la profesionalización y actualización de los docentes y la implementación de nuevas tecnologí­as como el Internet.

Además, asegura que el problema de las Telesecundarias es que estas están basadas en la utilización de herramientas audiovisuales, cuando las mismas sólo deben ser un complemento para garantizar una buena educación a nivel de diversificado.

Educación monolingí¼e

Uno de los grandes defectos de esta modalidad educativa, es que la misma no contempla una educación bilingí¼e, a pesar de estar dirigida para que funcione en comunidades rurales, donde la mayorí­a de la población es indí­gena; lo cual obliga a las personas a recibir una educación castellanizada a través de una tecnologí­a nueva para ellos.

«El problema no es que los y las alumnas no estén acostumbrados a la tecnologí­a, porque finalmente pueden hacerlo y aprender a manejarla. El punto es que se le pida a un facilitador que cubra el trabajo que en un instituto de básico cubrirí­an diez o más docentes», apunta Cabrera, quien además considera que esta modalidad no hace nada más que aumentar la cuota de las matrí­culas escolares, con una mala calidad educativa.