Tecúm-Umán y la palabra color


A pesar de que este poema ha sido muchas veces analizado, no se le ha otorgado su verdadero valor literario; además, no se ha explicado por qué este texto tan sonoro puede lograr un alto placer estético. Incluso, dentro del cí­rculo literario guatemalteco, ha sido desmerecido, como se cita en Los compañeros de Marco Antonio Flores:

Mario Cordero
mcordero@lahora.com.gt

«Técnica Universal Tecún Umán el de las plumas verdes, verdes, verdes, verdes, ese Miguel íngel es un maricón, todas las mierdas que escribió sobre Tecún, es un chantajista sentimental y gordo: el de las plumas verdes, verdes, verdes, bien a pichinga ha de haber estado cuando escribió esa mierda.»

Para entender el poema, hay que considerar analizarlo a partir de la teorí­a surrealista y el inconsciente colectivo, que, según Karl Jung, coexiste con el inconsciente personal, que almacena el material de la experiencia individual y ha de contemplarse como un inmenso depósito de antigua sabidurí­a. Las experiencias primarias están representadas en el inconsciente colectivo por arquetipos, sí­mbolos o personificaciones que aparecen en los sueños, y son elementos comunes en los mitos, las leyendas y en la literatura religiosa.

Dentro del recurso del inconsciente colectivo, dentro de Tecúm-Umán se ubican detalles importantes que remiten a la leyenda de Tecún Umán y se enfrentamiento contra Pedro de Alvarado.

Primero, localiza al pueblo k’iche’, etnia originaria de Tecún Umán:

«Tecúm-Umán, el de las torres verdes,

el de las altas torres verdes, verdes,

el de las torres verdes, verdes, verdes

y en la fila india indios, indios, indios

incontables como cien mil zompopos»

Luego, relaciona a Tecún Umán con un elemento importante dentro de la historia: su nahual el quetzal:

«Tecúm-Umán, el de las plumas verdes,

el de las largas plumas verdes, verdes,

el de las plumas verdes, verdes, verdes,

verdes, verdes, Quetzal de varios frentes

y movibles alas en la batalla»

Varias estrofas después, introduce las imágenes referentes a los españoles:

«Las astas de las lanzas con metales

preciosos en victoria de relámpago»

En la cita anterior, la imagen de los metales refieren a los españoles, cuyas armas eran de este material.

Después, explica por medio de imágenes el enfrentamiento entre españoles, sus aliados los tlaxcaltecas contra los k’iche’s:

«Â¡Abuelo de ambidiestros! ¡Mano grande

para cubrirse el pecho con tlascalas

y españoles, fieras con cara humana!

¡Varón de Galibal y Señorí­o

de Quetzales […]!»

En la anterior, se observa que también ubica algunos lugares: Galibal, territorio que denomina al actual Quiché, y el Señorí­o de Quetzales, que se refiere a Quetzaltenango, lugar en donde se desató la batalla.

Y por último, expresa la muerte de Tecún Umán a manos de Pedro de Alvarado:

«Â¡Quetzalumán, la serpiente coral

tiñe de miel de guerra el Sequijel,

al desangrarse el írbol del Augurio,

en el augurio de la sangre en lluvia,

a la altura de los cerros quetzales

y frente al Gavilán de Extremadura!»

Como parte de la estética del surrealismo, se lee que el poema no da referencias realistas de la batalla, sino que lo hace por medio de las imágenes oní­ricas. Por ejemplo, en la cita anterior, se habla de la «miel de guerra», para denominar la sangre. El Quetzalumán, en que une al hombre, Tecún Umán, con su nahual, el quetzal. También refiere al rí­o Xequijel, que a sus orillas se produjo el enfrentamiento entre Tecún Umán y De Alvarado. La leyenda dice que el nombre de este rí­o significa «rí­o teñido de sangre», precisamente a causa de esta batalla. Y por último, menciona al «Gavilán de Extremadura», es decir, Pedro de Alvarado, quien nació en esta provincia española de Badajoz. Además, habrí­a que notar la relación entre el quetzal de Tecún, y el gavilán de De Alvarado.

Las imágenes oní­ricas dentro del poema no son sólo visuales, sino que también existen las auditivas. La estética del surrealismo también propone que el texto debe producir una especie de ’hipnosis’, para ayudar a los lectores a entrar en contacto profundo con las sensaciones que produce la literatura. Además de la hipnosis que produce el bombardeo de imágenes, las aliteraciones del poema también colaboran a que el lector entre en ese trance, especialmente si lo escucha.

Por ejemplo, las aliteraciones que se producen sobre todo al principio del poema en el fonema /r/, producen dos sensaciones: el sonido del redoblante que llama a la guerra, y también es uno de los fonemas fundamentales de la voz onomatopéyica para el arrullo /ro/:

«Tecúm-Umán, el de las torres verdes,

el de las altas torres verdes, verdes,

el de las torres verdes, verdes, verdes»

Sin embargo, es discutible la alusión del redoblante de batalla, ya que es un sonido onomatopéyico occidental, no aplicable a la realidad indí­gena de los tiempos de la conquista, cuyo sonido onomatopéyico para un tambor de batalla es el /bon/, y que el mismo se encuentra en el poema:

«cuero de tamborón bón, bón, bóron, bón,

bón, bón, bóron, bón, bón, bón, bóron, bón,

bón, bóron, bón, bón, bón, bóron, bón, bón»

Pero, la aliteración más importante se produce en la vocal cerrada /u/, que se repite en 115 veces, 32 tildadas.

El poeta Arthur Rimbaud ya habí­a observado el uso de las vocales para producir imágenes y sentimientos a través de su sonido, en su famoso poema Vocales:

«A negro, E blanco, I rojo, U verde, O azul: vocales

algún dí­a diré vuestro nacer latente:

negro corsé velludo de moscas deslumbrantes,

A, al zumbar en tomo a atroces pestilencias,

calas de umbrí­a; E, candor de pabellones

y naves, hielo altivo, reyes blancos, ombelas

que tiemblan. I, escupida sangre, risa de ira

en labio bello, en labio ebrio de penitencia;

U, ciclos, vibraciones divinas, verdes mares,

paz de pastos sembrados de animales, de surcos

que la alquimia ha grabado en las frentes que estudian.

O, Clarí­n sobrehumano preñado de estridencias

extrañas y silencios que cruzan Mundos y íngeles:

O, Omega, fulgor violeta de Sus Ojos.»

Tomando este poema en consideración, se observa que Asturias retoma el concepto de que el sonido produce sensaciones, especialmente a través del fonema /u/ y su contraparte en el poema del fonema /a/. En la siguiente cita se observa la utilización de éstos, y el cambio que existe entre los dos:

«Â¡Ya no es Tecúm! ¡Ya no es el tún!

Ahora, es el tán-tán de las campanas,

Capitán.»

En estos dos fonemas reside la clave de la interpretación de este poema. Para analizarlo, se seguirá la teorí­a del coupling o emparejamiento propuesta por el crí­tico estructuralista Samuel R. Levin, o de la isotopí­a discursiva del también estructuralista Greimas. A continuación se lee la definición de estos conceptos:

Tanto el coupling como la isotopí­a se presentan como fenómenos que otorgan cohesión al poema y suponen el principio estructurador del lenguaje poético. Y en ambos casos […] la recurrencia se presenta como principio constructivo de la secuencia poética.

En otras palabras, el coupling son parejas de elementos formales o temáticos presentes en una obra literaria, según Levin sólo en la poesí­a lí­rica en verso, y que a través del análisis de estas parejas, se puede discernir el contenido del texto.

Los conceptos que forman el coupling pueden ser totalmente opuestos, o afines entre sí­. En el caso del poema Tecúm-Umán, el coupling formado por los fonemas /u/ y /a/ son opuestos.

Se ha visto que el fonema /u/, se relaciona con la figura de Tecúm-Umán, dado ya que este nombre repite dos veces este fonema. También se relaciona con el sonido de Tecúm, que es el tún, instrumento indí­gena maya-k’iche’, cuyo sonido onomatopéyico es «tún».

El fonema /a/ se relaciona más bien con la figura de Pedro de Alvarado, denominado «Gavilán» o «»Capitán, en los que se encuentra dos veces este fonema. El instrumento ligado a este personaje es la campana, que es sí­mbolo del catolicismo y de la cultura occidental, cuyo sonido onomatopéyico es «tán».

Con estos dos fonemas, se puede analizar las connotaciones temáticas que tiene el poema:

El poema Tecúm-Umán tiene las siguientes connotaciones. Tecúm-Umán es una figura ligada al pueblo maya-k’iche’, y Pedro de Alvarado a la cultura española, católica y occidental. El enfrentamiento entre las dos culturas produjo la muerte de Tecúm-Umán, que se puede distinguir como el truncamiento en el desarrollo de la cultura indí­gena. Es decir, Tecúm-Umán es vida para lo indí­gena, y Pedro de Alvarado es muerte. Esto también se expresa en términos de libertad y opresión.

El poema, como se observó al principio, relata una historia, que en su final, produce la supremací­a de lo español sobre lo indí­gena. Por eso es que el final es un lamento por la muerte de Tecúm-Umán, y expresa que ya no se oye el tún, sino que el sonido de las campanas, y termina exaltando al Capitán:

«Â¡Ya no es Tecúm! ¡Ya no es el tún!

Ahora, es el tán-tán de las campanas,

Capitán.»

En conclusión, la repetición del fonema /u/ connota la vida y libertad de los pueblos indí­genas de Guatemala, condiciones que tení­a antes de la conquista española. El fonema /a/ tiene una connotación disfórica, y expresa la opresión de los pueblos indí­genas después de la conquista, basándose en los conceptos de la supremací­a militar de los españoles (Capitán), y el catolicismo (Campana).

Es de hacer notar, que en el poema presentado de Arthur Rimbaud, el fonema /a/, también tiene una connotación negativa:

«A negro […]

A, al zumbar en tomo a atroces pestilencias,

calas de umbrí­a;»

Y el fonema /u/ es positivo:

«U verde […]

U, ciclos, vibraciones divinas, verdes mares,

paz de pastos sembrados de animales, de surcos

que la alquimia ha grabado en las frentes que estudian.»

Tanto el poema de Vocales de Rimbaud como Tecúm-Umán de Asturias, el fonema /u/ tiene connotación eufórica, y el /a/, disfórica.