El eslovaco Josef Petrulak, de 19 años, compitió en las pruebas de luge de los Juegos Olímpicos de Invierno con un sled de hace 22 años. Si, escuchó bien: tres años más viejos que él. Sus rivales alemanes reciben sleds nuevos todos los años, diseñados por BMW y calibrados para deslizarse con mayor velocidad y suavidad cada año.
No cuesta mucho imaginarse quién ganó la medalla de oro de dobles la semana pasada. Es bien sabido que en los tiempos modernos, el talento y las aptitudes físicas son solo una parte del éxito en el deporte. A menudo triunfan los que combinan grandes habilidades y gran tecnología, y a veces la tecnología es la que marca la diferencia. Los juegos de invierno no son la excepción.
Cada progreso tecnológico amenaza con aumentar la distancia entre los poderosos y los que no tienen medios. Equipos con buenos patrocinadores y gobierno ricos pagan para que científicos e ingenieros de primera perfeccionen esquíes, patines y trajes, tomando en cuenta la fuerza gravitatoria. Esto permite acumular medallas, lo que a su vez genera más atención, atrayendo patrocinadores y dinero para invertir en la próxima competencia y el próximo juguete tecnológico.
«Cualquier pequeña cosa que uno pueda hacer cuenta cuando hay deportes que se deciden por milésimas de segundo», comentó Matt Mortensen, competidor estadounidense en luge. «El traje, los zapatos, el casco, una buena postura, la aerodinámica… todo».
Hasta la cera que se usa en los esquíes. Hay 500 tipos de ceras para elegir y técnicos especializados en su aplicación.
Los equipos de luge de Estados Unidos estaban rezagados hasta que Dow Chemical aportó dinero, conocimientos y una disposición a cambiar el diseño de algunos componentes básicos de sus sleds. Y los equipos estadounidenses de bobsled y skeleton se han beneficiado mucho de una relación con BMW.
Ferrari aporta dinero e investigación a varios equipos de Italia. El equipo británico de skeleton recibe fondos y asesoría en cuestiones aerodinámicas de McLaren, la escudería de fórmula uno. Lockheed Martin ayudó a diseñar los trajes de los patinadores de velocidad de Estados Unidos. BMW cuenta con túneles de viento especiales para el entrenamiento de los deportistas.
No pida muchos detalles. Los equipos y las empresas se muestran reticentes a compartir sus secretos.
Para evitar que todo lo controlen las corporaciones, las federaciones deportivas y los dirigentes olímpicos tratan de emparejar un poco las cosas.
–El Comité Olímpico Internacional asiste a los deportistas sin medios y les ofrece equipo y sitios de entrenamiento de avanzada.
–La Federación Internacional de Esquí prohibió los esquíes parabólicos, que permiten tomar curvas muy cerradas, causando la indignación del estadounidense Ted Ligety, campeón mundial de la súper combinada.
–Un nuevo sistema de monitoreo de saltos con esquíes usa algoritmos para dar mayor precisión a las mediciones, tomando en cuenta la velocidad y la dirección del viento en cada salto, para emitir un resultado más justo. «Lo único que cuenta es el desempeño del atleta», afirmó Walter Hofer, director de las pruebas de esquí de la Federación Internacional de Esquí.
–La fabricante de relojes Omega fabrica sensores para los bobsleds que miden las velocidades metro por metro a lo largo del recorrido, junto con la aceleración y la fuerza gravitatoria.
La tecnología ayuda también en otros terrenos. Las cámaras disponibles hoy en día, por ejemplo, permiten analizar con mucha mayor profundidad los movimientos de los atletas, lo que puede ayudarlos a mejorar detalles técnicos.
Ya prácticamente no hay atletas que no usen de un modo u otro la tecnología. Incluso si no consumen sustancias prohibidas, los tratamientos médicos que reciben son de características casi biónicas.
No abundan las figuras que quieren volver a los días de los esquíes de madera y las pistas de patinaje antiguas, a pesar de la percepción de que en los tiempos de antes, cuando los atletas cargaban su propio equipo en la ceremonia inaugural de los juegos de invierno, el deporte era lo que primaba.
«Mire a mi hijo. Tiene cuatro años y sabe cómo usar el iPad mejor que yo. Crea archivos, hace cosas que yo no entiendo. Hoy todo gira en torno a la tecnología», dijo el aficionado ruso Alexander Bykovsky, quien se maravilló viendo con su familia las pruebas de saltos y de luge.
Ligety se opone a que traten de frenar a los atletas. Sostiene que prohibir los esquíes parabólicos «conspira contra el progreso del deporte y la seguridad».
De todos modos, dispuso del dinero y del tiempo para prepararse para la competencia con esquíes algo anticuados, con un contorno de reloj de arena menos definido. «Pude trabajar estrechamente con mi empresa de esquíes para generar muchos prototipos y tratar de producir el mejor esquí posible».