Enith* tenía una rutina animada y feliz junto a su esposo y sus dos hijas, hasta que un día aparecieron los signos y síntomas de una enfermedad renal que cambió por completo su concepto de salud y su estilo de vida.
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Una mujer que encontraba la felicidad en su familia y su labor de maestra, de carácter fuerte, trabajadora y deportista, tuvo un tropiezo en su historial médico cuando, a los 30 años, un dolor demoledor daba los primeros indicios de una enfermedad renal.
Todo empezó con síntomas como cansancio, debilidad y dolor de las articulaciones, también con dificultades para evacuar líquidos. Luego apareció el dolor en los riñones, que llegó a ser tan intenso hasta al punto de que la visita al médico fue de urgencia.
En el consultorio se le realizaron exámenes y análisis, que al final dieron con el diagnóstico de una enfermedad en los riñones, derivada del daño de los vasos sanguíneos causada por hipertensión arterial.
Luego del tratamiento adecuado, que la mantiene en buena condición, la vida de Enith ya no es la misma y aunque está consciente de que la intervención médica fue oportuna, se arrepiente por no haber hecho antes una consulta preventiva.
Informes del Ministerio de Salud refieren que el 40 por ciento de los guatemaltecos podrían llegar a padecer problemas renales crónicos y la mayoría no lo saben, debido a que solo un reducido número de personas realiza consultas médicas preventivas.
DIAGNí“STICO
El problema renal tiene diversas causas, aunque la principal está directamente relacionada con el estilo de vida y las prácticas alimenticias, refiere el médico internista, Nery Flores.
En otras ocasiones, los daños renales son la consecuencia de un desbalance físico en otra área del cuerpo, como la hipertensión arterial, que puede ocasionar problemas en distintos órganos vitales.
«Los riñones son órganos fundamentales para el buen vivir y su bienestar depende de un estilo de vida sano y de la prevención adecuada», refiere el galeno.
De esa cuenta, Flores recomienda a sus pacientes que se sometan a evaluaciones periódicas para conocer su estado de salud y evitar complicaciones, como las que genera un padecimiento renal.
INVERSIí“N
En el Hospital General San Juan de Dios se realizan un aproximado de 500 tratamientos para los riñones mensualmente; en éstos se invierten aproximadamente 11 millones de quetzales, solamente para 18 meses.
A diario se reciben de 2 a 3 pacientes que requieren medicinas y cada mes llega un aproximado de 100 pacientes nuevos, quienes esperan tener tratamiento para las enfermedades crónicas.
El director del citado hospital, Héctor Fong, señaló que la mayoría de personas con problemas renales buscan atención médica en los centros asistenciales cuando su situación ya está avanzada y en otros casos, cuando es crítica.
Fong manifestó que la enfermedad crónica renal es la tercera causa de demanda de ingreso en la institución «por complicaciones de las hemodiálisis y por las situaciones derivadas de la diabetes».
De esa manera, las inversiones de la salud pública en los problemas renales crecen a medida de que otras enfermedades aparecen de forma colateral a los problemas del riñón.
«Vienen con dolores de riñón pero las complicaciones se extienden a otras áreas del cuerpo y eso genera una demanda mayor en los servicios salud e incluso, generan una saturación en los centros asistenciales», refiere el directivo.
TRASPLANTES
Una complicación renal puede llevar a la pérdida del órgano, lo que a su vez genera más complicaciones en el sector salud.
Durante el año pasado, el Hospital San Juan de Dios realizó 30 trasplantes de riñón vivo y cadavérico, lo cual supera los índices de años anteriores.
Los trasplantes son procedimientos sumamente complejos, refiere Flores, debido a que la compatibilidad entre el donante y el receptor es un factor fundamental para que se concrete la operación.
«No es un secreto que varias personas mueren debido a que no consiguen un riñón que sea aceptado por su cuerpo», añade.
No obstante, cada día crecen los esfuerzos de organizaciones sociales para fomentar la donación de órganos y con ello, se brinda una esperanza de vida a las personas que no cuentan con un funcionamiento renal correcto.
NIí‘EZ, VULNERABLE
La niñez también es un grupo afectado por los problemas renales. En el Hospital Roosevelt, al menos 20 niños esperan trasplante de riñón, y el costo por operación es de aproximadamente 100 mil quetzales.
De acuerdo con la Unidad de Nefrología Pediátrica, en ese hospital se atienden cada año un aproximado de mil doscientos niños con padecimientos renales.
El doctor Randall Lou, jefe del servicio de Nefrología, refiere que a la fecha hay 20 niños en espera de un trasplante de riñón, y a eso hay que sumar que el año pasado se realizaron cerca de mil quinientas hemodiálisis y se diagnosticaron 77 nuevos casos de enfermedad renal crónica terminal.
Lou dijo que «para atender a los pequeños pacientes renales se suscribió un convenio entre el Ministerio de Salud Pública y la Fundación para el Niño Enfermo Renal, con lo que se ha logrado que el Estado le provea al niño un año de tratamiento después del trasplante».
Una de las limitantes que se enfrenta en la sección de Nefrología se refiere a la capacidad de dar seguimiento a largo plazo a los pacientes que se han sometido a un trasplante, dado que en la actualidad sólo se cubre un año de tratamiento tras la operación.
Por ello, se está planteando que los menores de edad -receptores de riñones- tengan cobertura de salud hasta la mayoría de edad, para proveer un mejor tratamiento antirrechazo y de esa forma realizar más cirugías.
ALTO COSTO
Los costos para los trasplantes de riñón en el servicio de salud privado ascienden a 100 mil quetzales, mientras que en el hospital Roosevelt, al paciente se le realizan los exámenes correspondientes y si se requiere la intervención, se hará sin costo alguno, asegura el responsable de Nefrología.
De esa cuenta, los servicios de salud pública son fundamentales para los cientos de adultos y menores de edad que requieren de atención renal. «La mayoría no podría pagar una operación y un tratamiento con ese precio».
Además, el doctor Lou agregó que «al niño posoperado se le da el tratamiento antirrechazo que tiene un costo de cerca de 5 mil quetzales al mes, además de los medicamentos respectivos, consistentes en tres tipos de medicina por un año».
Para el 2010, la Unidad de Nefrología del Hospital Roosevelt ha programado diez trasplantes y ya ha realizado 11; en el área de hemodiálisis se hacen tres procedimientos simultáneos, que resultan nueve por día, y se estima que la unidad trabaja al 80 por ciento de la capacidad máxima.
*Nombre modificado a solicitud de la entrevistada.
Los riñones son órganos pequeños (como un frijol) que limpian los productos de desecho en la corriente sanguínea.
Están localizados bajo la caja torácica, cerca de la mitad de la espalda; ahí filtran cerca de 200 litros de sangre al día.
De ésta, extraen cerca de 2 litros de desechos y agua extra, para luego ser transformada en la orina que permanece en la vejiga hasta que se va al baño.
Los riñones también regulan substancias químicas de la sangre y secretan hormonas.
Estas hormonas incluyen: forma activa de vitamina D, para ayudar a regular el calcio de la sangre para el crecimiento de los huesos; renina, que ayuda a regular la presión en la sangre y la eritropoyetina, que ayuda a la médula ósea a crear glóbulos rojos.
La diabetes puede causar que los pequeños vasos en los riñones se hagan más gruesos, resultando en daño a los riñones (nefropatía).
Los riñones dañados no pueden filtrar los desechos del cuerpo efectivamente, y sustancias dañinas empiezan a acumularse en el cuerpo, causando enfermedad.
Eventualmente, los riñones dañados pueden fallar, y es necesario realizar una diálisis o un trasplante de riñón.
Controle su glucosa en sangre.
Reduzca su presión sanguínea.
Limite su consumo de proteínas.
Hágase revisiones médicas regularmente.
En cada una de las visitas a su médico, pida que le hagan la prueba de presión sanguínea acostado y sentado.
Por lo menos una vez al año, hágase un análisis de proteína en la orina.