Seguramente al lector le haya podido ocurrir lo mismo, cuando después de haber hablado bellezas de determinada persona, de un momento a otro sucede algo que demuestra haber estado equivocado. Al doctor Rafael Espada, ahora nuestro vicepresidente, lo traté cuando fui miembro del Consejo de Administración de Unidad de Cirugía Cardiovascular, aunque antes conocía sus buenas referencias por haber estudiado ambos en el mismo colegio y por su larga y prestigiosa trayectoria profesional y humana. Pasado el tiempo, supimos de sus aspiraciones políticas, para luego enterarnos que sería candidato vicepresidencial. Se imaginarán ustedes entonces cuántas críticas me hicieron después de su elección, sin embargo, mantuve el criterio que él mantendría sus sólidos valores y principios.
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Durante el transcurso del período solo Dios sabe lo que me han dicho por haber hablado bien de su persona, desahogando mi frustración escribiendo más de un comentario sobre su trabajo, el papel que estaba representando y el cumplimiento de sus funciones. Como siempre, el resultado fue igual a predicar frente al mar. Pero todo se agravó cuando el actual Ministro de Salud Pública respondió a su solicitud de información, asegurándole que no estaba bien informado al asegurar el “extravío†de gran cantidad de alimentos recibidos para aliviar la hambruna en Guatemala, llegando hasta faltarle el respeto cuando le exigió informarse bien, pues el monto no era de 40 mil toneladas de alimentos sino solo de 40. Tristemente, poco después, hasta el mismo Presidente le zafó la alfombra a su compañero de fórmula.
El Vicepresidente tardó, pero por fin lo hizo… recientemente le puso las peras a cuatro a los que resultaran responsables del mal manejo de recursos, con el apercibimiento que de no cumplir con el plazo estipulado, procedería a presentar las respectivas denuncias a la Contraloría General de Cuentas y al Ministerio Público. No le queda otra al señor Vicepresidente. Consentir la espera, hasta que San Juan baje el dedo, es inaceptable, al contrario, el pueblo pronto debe ser informado con absoluta precisión qué se recibió, cómo y en qué forma ingresó al país, así como el listado y los comprobantes respectivos para saber a quiénes se les entregó la ayuda. Todo ello es forzoso e indispensable si desea conservar su prestigio.
Bien sabido es por todos que lo anterior es solo el pico del enorme témpano de hielo que hay debajo de la tremenda corrupción y malos manejos que han caracterizado al gobierno del cual forma parte el doctor Espada. Por ello, ahora, todos nos preguntamos ¿Irá a tomar las acciones necesarias para evitar salvaguardar su prestigio, sabiendo de sobra que solo le restan si mucho seis meses para entregar el cargo? No le queda otra, ya no puede dar marcha atrás. Tendrá que poner un ¡Hasta aquí!, caiga quien caiga y le pese a quien le pese, por su propio bien y el de la patria.