La explosión de un carro bomba la madrugada de hoy en Ciudad Victoria acrecentó el clima de temor en el noreste de México, después de la masacre de 72 emigrantes y versiones sobre la desaparición de dos policías.
El ataque ocurrido en la madrugada dejó fuera del aire en la región al canal Televisa, principal cadena de televisión de México, aunque no provocó víctimas, según informó el mismo canal.
El coche bomba explotó pasada la medianoche y «afortunadamente ninguno de nuestros compañeros resultó herido», dijo el presentador de noticias Carlos Loret de Mola al iniciar el telediario matutino.
Una fuente del canal dijo en Ciudad de México que la explosión dañó las instalaciones de la estación, que se mantiene fuera del aire en la zona. Ninguna organización se atribuyó el ataque hasta el momento, el tercero contra Televisa este año.
Pero Tamaulipas, uno de los seis estados mexicanos fronterizos con Estados Unidos, es centro de una disputa entre el Cartel del Golfo y sus antiguos lugartenientes de Los Zetas.
La explosión ocurrió en la capital estatal, mientras a 180 km en el poblado de San Fernando, continuaba este viernes el proceso para identificar a los 72 emigrantes de Centro y Sudamérica que fueron masacrados el fin de semana en un rancho por presuntos miembros del grupo narcotraficante de «Los Zetas».
Diplomáticos de cuatro países, entre ellos Brasil, Ecuador, Honduras y El Salvador, se encuentran en la ciudad de Reynosa, vecina de la estadounidense Mc Allen, a donde llegaron para colaborar en la identificación de las víctimas.
Los peritos de la Procuraduría (fiscalía) han logrado identificar hasta ahora a 15 de los muertos, en una tarea dispendiosa en la que cualquier pista es utilizada.
Entre los fallecidos identificados se encuentran cuatro salvadoreños y un brasileño, según la fiscalía mexicana, y dos guatemaltecos según un comunicado emitido por la cancillería de ese país.
En tanto la fiscalía de Tamaulipas informó que se investigan versiones sobre la desaparición el jueves de dos policías en San Fernando. Medios mexicanos aseguraron que estos agentes participaban de la investigación de la masacre.
La sospecha sobre la autoría de la matanza de emigrantes recae sobre Los Zetas, grupo creado por antiguos militares de cuerpos de élite que en los años noventa pidieron la baja o desertaron para unirse al cártel del Golfo y que ahora disputan a sus antiguos jefes el control de rutas del narcotráfico.
Un ecuatoriano que sobrevivió al ataque contra los migrantes dijo que los agresores se identificaron como miembros de este grupo, que además del narcotráfico utilizan el robo de combustible y el secuestro de migrantes para financiarse.
El presidente mexicano Felipe Calderón dijo este viernes que la masacre es un hecho de «barbarie» que muestra el «tamaño del reto» que significa el crimen organizado «para la estabilidad democrática del país».
La estrategia de Calderón de lanzar a los militares contra el narcotráfico es criticada por la oposición, que lo acusa de exacerbar la violencia de los carteles, a los que se atribuyen unos 28.000 asesinatos desde que comenzó su gobierno en diciembre de 2006.
Calderón ya se había referido al reto que significa el creciente poderío del crimen organizado tras el asesinato en junio en Tamaulipas del candidato favorito para ganar la gobernación estatal, atribuido también a organizaciones narcotraficantes.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó este viernes en un comunicado la matanza y pidió a México «adoptar medidas urgentes para investigar y hacer justicia, así como para proteger a los migrantes en tránsito».
La fiscalía del estado mexicano de Tamaulipas (noreste) investiga «versiones» sobre la desaparición el jueves de dos policías en el poblado de San Fernando, donde fueron asesinados 72 emigrantes, informó hoy un vocero de la Procuraduría de Justicia local.
«Existen versiones de que un policía ministerial (investigador) y uno de la dirección de tránsito están desaparecidos (desde el jueves), pero no hay denuncia formal. La procuraduría ya está investigando», dijo vía telefónica un vocero de la fiscalía que pidió no ser identificado.
Interrogado sobre si los dos agentes participaban en la investigación de la matanza que se presume fue perpetrada por el grupo del narcotráfico Los Zetas, la fuente aseguró que «no tenían relación alguna con el trabajo de apoyo en la realización de las necropsias y la identificación» que realiza la fiscalía.
Militares de la Marina de México localizaron el pasado martes 72 cuerpos, 14 de ellos de mujeres, de emigrantes de El Salvador, Hoduras, Ecuador y Brasil en un rancho de San Fernando, poblado de 30.000 habitantes, y localizado a unos 180 km de la frontera con Texas.
Según el testimonio de un sobreviviente ecuatoriano, los agresores se identificaron como Los Zetas y atacaron a los migrantes luego de que se negaran a trabajar como sicarios para el grupo por un pago de 1.000 dólares quincenales.